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Instalación de Monique Bastiaans

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Instalación de Monique Bastiaans Abel Alonso | EFE

15 años en la tierra

Santa Lucía vuelve a abrir su "Arte en La Tierra": siempre nuevo, siempre arriesgado, siempre imprescindible

Eduardo Palacios | efe

Logroño

Sábado, 5 de agosto 2017

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El certamen de "land art", arte en la tierra, de Santa Lucía de Ocón cumple hoy quince años, sin perder fuerza ni poder de atracción, todo lo contrario, ha logrado ampliar su propuesta con más modalidades, como la danza, y mantiene su carácter reivindicativo.

El escultor canario-riojano Félix Reyes ideó hace quince años este festival en uno de los rincones más singulares y desconocidos de La Rioja, el Valle de Ocón, en concreto Santa Lucía de Ocón.

En este tiempo ha logrado que acudan a este pequeño pueblo, de menos de cincuenta habitantes -aunque en invierno no llegan a veinte- artistas que exponen y crean en todo el mundo.

Con todos ellos ha logrado mantener las "esencias" con las que surgió esta propuesta: realizar trabajos de "arte efímero" en el propio terreno, implicar a los habitantes del Valle de Ocón en las creaciones y llamar la atención sobre diferentes aspectos.

Rosa Castellot, compañera de Reyes, ejerce como "portavoz, comisaria y coordinadora", de un festival que desde hoy y durante agosto presenta cuatro propuestas minimalistas para que los visitantes vean arte y reflexionen.

Novedad: danza

La bailarina riojana Alba de Miguel (que reside en Berlín) se ha convertido en la principal novedad de "Arte en la tierra" por una propuesta tan efímera como los minutos que durará su danza, llamada "Camino", a la que ha incorporado elementos naturales al bailes, en especial la paja, y recorrerá danzando un amplio espacio, entre el casco urbano y los emplazamientos de otras obras.

Alba de Miguel
Alba de Miguel Abel Alonso | EFE

Ella quiere demostrar la importancia de que "la danza salga de los teatros, a los que cuesta lleva al público" pero "si conseguimos que nuestro trabajo se aprecie en otros lugares, como este, quizás podremos abrir una puerta a que luego la gente acuda a sitios más convencionales".

Otro aspecto sobre el que han querido llamar la atención este año es el despoblamiento del medio rural, que no es específico del Valle de Ocón sino que ocurre "en muchos lugares de España", asegura la catalana Agnes Pe.

Esta artista se ha especializado en utilizar el sonido en sus propuestas y en Santa Lucía desarrolla un trabajo inédito, llamativo e inigualable.

Agnes Pe
Agnes Pe Abel Alonso | EFE

Simplemente ha decidido buscar el lenguaje de las hormigas y con micrófonos de contacto y otras tecnologías ha logrado comprobar que estos insectos "emiten, de vez en cuando, sonidos que no son solo sus pasos" aunque principalmente ha logrado captar el ruido que hacen al andar, inaudible para el oído humano.

En apariencia su trabajo no es el más llamativo; varios micrófonos en torno a una pieza de fruta "pocha" y plagada de hormigas.

Pero el resultado es mucho más que eso ya que los altavoces y las mesas de mezclas logran trasladar al público ese sonido de las hormigas e induce a una reflexión onírica sobre el despoblamiento del medio rural y sobre como los campos "contienen muchas cosas que no apreciamos, como ese sonido".

"Lo que ocurre en el Valle de Ocón se puede trasladar a muchos lugares de España, que perdieron mucha población por la emigración a las ciudades y quedaron casi deshabitados", explica.

Natividad Bermejo
Natividad Bermejo Abel Alonso | EFE

Y eso es algo de lo que habla el mito griego de "los Mirmidones de Egina" en el que un pueblo quedó deshabitado y su rey le pidió a Zeus que lo repoblara, algo que hizo convirtiendo a hormigas en personas, ha detallado la artista ilerdense.

Otra de las reflexiones que plantea el certamen es cómo en la historia los pueblos se han desarrollado con "sus propios espacios de reunión y ocio" como los bares "pero también las ermitas, como la de Santa Lucía" donde "venían los niños a jugar y la gente a charlar", explica la artista riojana Natividad Bermejo.

Completa el certamen la belga Monique Bastiaans, que ha creado en un campo de cereal un grupo de 12 arañas de unos tres metros y medio de altura, que se mueven al son del viento, para llamar la atención como el hombre es diminuto ante la naturaleza.

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