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Diego Marín A.
Viernes, 24 de abril 2015, 21:43
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Logroño dista del monasterio de Valvanera algo más de 63 kilómetros. En 1976 la Asociación de Donantes de Sangre, Órganos y Tejidos de La Rioja promovió una marcha a pie hasta allí para llamar la atención y concienciar a la sociedad de la necesidad de donar. Este sábado, se celebra la edición número 38 de la pionera de las marchas en La Rioja. Tras ella comenzaron a organizarse otras muchas, pero ninguna con tanto arraigo como la Valvanerada.
Aunque ha sufrido algunos cambios de fecha y horario, desde hace tiempo siempre tiene su salida, como se realizará mañana, a las 20.00 horas desde la plaza del Ayuntamiento de Logroño. De forma escalonada, cada cinco minutos y en grupos de 50 equipos (unas 250 personas), los participantes saldrán y circularán por la calle Portales y la avenida Marqués de Murrieta hasta alcanzar el Camino de Santiago en El Arco, por el que transcurrirán pasando La Grajera y Navarrete hasta llegar a Nájera. A partir de entonces el recorrido, ya de noche, invadirá las carreteras LR-136, LR-113 y LR-435.
Las inscripciones para esta nueva edición se cerraron el pasado 18 de abril, aunque José Antonio Álvarez de Eulate, presidente de Adonar, confiesa que «siempre hay algún rezagado que implora que le inscribamos fuera de plazo». Así, a día de ayer contaban con 790 inscritos y esperan manejar cifras similares a las del año pasado. Los dorsales individualizados se recogen previamente en la sede de la asociación «para que se tome contacto con la causa».
«La asociación se fundó en 1974 y poco tiempo después teníamos necesidad de darnos publicidad pero no teníamos dinero para hacerla. Por tanto, nos inventamos algo que llamara la atención. En aquella época había comercio de sangre todavía [se prohibió en 1985]. Nos apetecía implicarnos en la sociedad y creímos que lo conseguiríamos», recuerda José Antonio Álvarez de Eulate. El itinerario elegido fue el resultado de tratar de emular otros eventos equivalentes, como la Javierada. Si en Navarra acuden a ver a su patrón, aquí quisieron acudir hasta la patrona de La Rioja. «La similitud nos animó», confiesa el presidente de Adonar, pero las primeras ediciones de la marcha ni fueron fáciles ni resultaron exitosas.
Las dos primeras Valvaneradas fueron diurnas y reunieron a doce y diecisiete personas, así que en el año 1979 se suspendió. «Salir de día nos llevaba al monasterio a las 20 y 21 horas y el disfrute del lugar y los actos que se pudieran convocar allí eran difíciles», valora Álvarez de Eulate. También conscientes del entorpecimiento del tráfico rodado por las carreteras, la Valvanerada pasó a su horario nocturno. De este modo, los participantes llegan al monasterio al amanecer, donde se les agasaja con el desayuno y es posible acceder al templo y disfrutar del entorno.
También se ha celebrado en alguna ocasión en el mes de junio, a veces coincidiendo con San Bernabé, pero desde hace tiempo la Valvanerada se ha asentado a finales del mes de abril, ya entrada la primavera para, en la medida de lo posible, asegurar una meteorología favorable. «Desde entonces ha tenido un crecimiento exponencial», declara Álvarez de Eulate. En 1994 se llegó alcanzar una participación de 2.550 marchosos. Fue todo un acontecimiento.
«Hubo una época en la que a la gente le daba vergüenza ya no salir a hacer 'footing' sino solo salir a pasear en chándal», rememora el presidente de Adonar. Ahora sucede todo lo contrario, la vida sana al aire libre está de moda. Y también hay más citas que incluso coinciden en fecha.
Motivaciones
Las motivaciones para participar en la Valvanerada son muchas, desde el ejercicio, pasando por la fe religiosa, hasta el cumplimiento de promesas de todo tipo. «Un señor prometió a la Virgen de Valvanera que, si conseguía terminar, porque había tenido alguna lesión, se quitaba el peluquín. Lo logró y se lo quitó», cuenta Álvarez de Eulate. Otras anécdotas son menos hilarantes, como las parejas que se prometen amor eterno y completan la marcha cogidos de la mano, o los amigos que, en lugar de dejar en el camino a un compañero ya agotado, cargan con él a hombros hasta el final. «Hay mil anécdotas. Un gran porcentaje hace promesas a la patrona y las cumple», añade.
Para otros tantos es ya una costumbre, como para Teófilo Vicente López, de 82 años, que es un asiduo de la Valvanerada; o José Luis Leciñena, de 54, que acostumbra a hacerla siempre acompañado de sus dos hijos. «Hay muy buen rollo. Y, con tantas horas por delante, siempre hay tiempo para hablar», concluye Álvarez de Eulate. Para que la caminata se pueda sobrellevar de la mejor manera posible Adonar cuenta con muchos colaboradores, entre ellos los municipios de paso. Tricio aporta manzanas, Baños de Río Tobía, frutos secos; Nájera, caldo; Ventosa, bebidas isotónicas. Incluso Camprovín se acerca al cruce de la carretera, porque la marcha no pasa por el municipio, para avituallar a los marchosos. Todos esos colaboradores desinteresados cuentan con el reconocimiento de Adonar.
Este año, en la salida, serán homenajeados Vivanco, que siempre aporta vino; Floristería Carlota, que cede cientos de claveles para que los participantes se los lleven a la Virgen de Valvanera; y el Ayuntamiento de Anguiano. Ellos cortarán la cinta de salida en un modesto y simbólico homenaje de gratitud.
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