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Una controladora aérea durante el turno de noche.
Trabajar de noche o levantando peso, un lastre para la fertilidad femenina

Trabajar de noche o levantando peso, un lastre para la fertilidad femenina

Un estudio de la Universidad de Harvard halla relación entre los horarios laborales o el esfuerzo de levantar cargas pesadas con la producción y calidad de los huevos

Rosario González

Sábado, 11 de febrero 2017, 00:36

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No es la primera vez que estudios científicos relaciona factores como el horario laboral o los factores físicos en el trabajo con la fertilidad, aunque hasta el momento las investigaciones no incluían de forma directa en la medición biomarcadores de fecundidad -la capacidad biológica para la reproducción-, como los niveles de hormonas reproductivas o la función ovárica.

Ahora un estudio llevado a cabo por la Escuela de Salud Pública T. H. Chan, perteneciente a la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, concluye que trabajar en horario nocturno o levantar cargas pesadas en el trabajo puede provocar una disminución en la fertilidad, un efecto que sería más acentuado en aquellas mujeres con sobrepeso y también con una edad más avanzada.

Los investigadores, que detallan el resultado de su estudio en el artículo 'Occupational and Environmental Medicine', instan a las mujeres que planean quedarse embarazadas a "ser conscientes de los potenciales impactos negativos que los cambios nocturnos y el levantamiento de peso podrían tener en su salud reproductiva", según ha destacado la directora del estudio, Lidia Mínguez-Alarcón, investigadora en el Departamento de Salud Ambiental de Harvard.

Mujeres en tratamiento de fertilidad

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores observaron a alrededor de 500 mujeres que, entre 2004 y 2015, se sometieron a un tratamiento de fertilidad en el Hospital General de Massachusetts, en Estados Unidos. El objetivo era medir distintos biomarcadores de fecundidad que no pueden medirse en las mujeres que intentan concebir de forma natural.

En concreto, examinaron el número de folículos antrales (que indican el número de óvulos inmaduros que permanecen en el ovario), los niveles de la hormona folículo-estimulante (FSH en inglés), los niveles de estrógeno y el número de huevos inmaduros que son capaces de desarrollarse en embriones sanos. Una vez recopilados estos datos, buscaron una asociación entre estos marcadores y los horarios laborales y la demanda física de los trabajos de las mujeres que formaron parte del estudio.

Menos huevos y de peor calidad

El cruce de estos datos estableció que el número de huevos y el número de folículos antrales de una mujer estaba relacionado de manera proporcionalmente inversa con el hecho de que su trabajo incluyera la tarea de mover o levantar objetos pesados.

Concretamente, las mujeres que afirmaron que ese esfuerzo físico formaba parte de su trabajo, tenían un 8,8% menos de huevos en el cómputo global; así como un 14,1% menos huevos inmaduros en comparación con las mujeres que no levantaban o movían objetos pesados en el trabajo. Esta relación se acentuaba aún más entre las mujeres de 37 años o más y también entre las que presentaban sobrepeso.

En cuanto a los horarios, las mujeres que no tenían un trabajo diurno -ya fuera porque trabajaban en el turno de noche o con turnos laborales rotatorios-, también arrojaron un resultado inversamente proporcional respecto a la producción de huevos.

A pesar de demostrar la relación entre estos factores, los investigadores no lograron determinan el mecanismo por el que mover o levantar peso afecta a la calidad del huevo; ni tampoco de qué manera el turno nocturno o rotatorio afecta a la producción de los mismos, aunque en este último caso, señalan como causa más probable la interrupción del ritmo circadiano, es decir, los cambios que se producen en el organismo durante un ciclo de 24 horas y que están asociados a los periodos de luz y oscuridad.

Otros factores

El creciente número de investigaciones sobre la infertilidad ha ido poniendo el foco en nuevos aspectos a tener en cuenta, que se sumen a los factores ya conocidos hasta el momento por su relación con la infertilidad, como son la obesidad o sobrepeso (por la mayor producción de hormonas que provoca); el extremo contrario que supone la delgadez extrema (provoca falta de leptina, una homona necesaria para el ciclo menstrual); la edad (ovulación irregular y menopausia); el contacto con químicos (un estudio reciente pone el foco en los productos de limpieza y en los pesticidas); el tabaco y el alcohol; el consumo excesivo de cafeína; el estrés; el ejercicio extremo; los desórdenes de la tiroides; las enfermedades de transmisión sexual o los antecedentes genéticos.

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