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EL SEGADOR

PÍO GARCÍA

Domingo, 17 de septiembre 2017, 23:38

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En la víspera de la Diada, yo plancho mi estelada y la coloco suave y amorosamente sobre el colchón. En el trastero han quedado arrumbadas la bandera de España que me compré cuando las Olimpiadas del 92 y la senyera que colgaba en el balcón hasta hace cuatro años. He comprendido (me lo han explicado TV3 y la señora Rahola) que son banderas fascistas, antidemocráticas, cutres. Las hubiera quemado, porque me dan mucha vergüenza, pero ni siquiera me atrevo a bajarlas al patio por si algún vecino me ve y piensa que soy un castellano de esos bajitos y mugrientos que nos oprimen.

En la víspera de la Diada yo apenas puedo conciliar el sueño. ¡Me hierve tanto el patriotismo! Escucho obsesivamente Els Segadors-en la versión de Lluis Llach- y lloro a moco tendido. Me llega muy adentro. De la librería de mi padre he cogido el manual de Formación del Espíritu Nacional que estudiaban cuando Franco. Es un libro aprovechable, un buen libro: basta con poner Catalunya donde antes ponía España. Lo recito con la prosodia oportuna y me doy cuenta de que nosaltres sí somos una auténtica unidad de destino en lo universal. Luego cojo el mapa mundi y me pongo a pensar en qué liga jugará el Barça. ¡Todo el mundo sabe que podremos elegirla! A mí me gusta la italiana, pero la Premier mueve más dinero. Como soy homosexual, me preocupa un poco que nos apunten a la liga catarí, aunque ya nos ha dicho el Pep que aquello es un paraíso de las libertades y no esta mierda de estado autoritario que tenemos.

¡Qué ganas tengo de liberarme, hosti! Lo que igual no hago todavía es romper el pasaporte español y renunciar de una vez por todas a esa asquerosa y opresiva nacionalidad. Por lo de las pensiones, la Unión Europea, la seguridad social y esas cosas. No vaya a ser que.

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