Proyección social de la Patología Forense

La muerte súbita se suele definir como el fallecimiento inesperado que acontece en menos de una hora desde el inicio de los síntomas, aunque en ocasiones se han utilizado otros lapsos temporales. Este tipo de muertes es fundamentalmente de origen cardiaco y tiene un gran impacto social, económico y mediático. Cuando acontece en personas jóvenes, suele obedecer a causas genéticas (cardiopatías familiares).

Al tratarse de una muerte imprevista, rápida, de patologia desconocida en personas jóvenes, es necesaria la práctica de la autopsia judicial.

La Unidad Multidisciplinar comienza su actividad desde el momento mismo del levantamiento de cadáver, donde se inicia el primer contacto con los familiares y la recogida de la información, fundamentalmente antecedentes e historial médico del fallecido, que ayudará al médico forense y al patólogo forense durante la práctica de la autopsia y los posteriores estudios, y tendrá transcendencia a la hora de llegar a un diagnóstico de la causa de la muerte y de sus circunstancias.

Estos datos serán posteriormente corroborados y ampliados en la entrevista con un familiar y de considerarse necesario las familias son derivadas a la unidad clínica del hospital de referencia.

La creación de esta estructura multidisciplinar, por lo tanto, articula el flujo de estas familias desde que se realiza la autopsia judicial hasta la valoración por un grupo especializado, aunando así los esfuerzos de las especialidades antes mencionadas para optimizar el rendimiento de los estudios postmortem y realizar un adecuado screening familiar en consonancia.

Desde la creación de la Unidad de Valoración para el Estudio y Prevención de la Muerte Súbita de Origen Cardiaco en la Comunidad Valenciana, el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Valencia ha realizado 455 autopsias de casos protocolizados de muerte súbita de origen cardiaco. Tras el diagnostico, los familiares han sido remitidos a la unidad clínica del Hospital Universitario La Fe de Valencia, donde se han estudiado cerca de 500 familias (más de 2000 familiares).

El estudio familiar derivado de este protocolo ha servido para descartar la enfermedad en otros familiares en riesgo y también para realizar diagnósticos precoces, pudiendo aplicarse medidas preventivas y/o terapéuticas en cerca del 50% de los sujetos evaluados, evitando nuevas pérdidas irreparables en el mismo entorno familiar, paliando de este modo su elevado coste social.