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MEDIADORES

MANUEL ALCÁNTARA

Domingo, 13 de mayo 2018, 00:37

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El célebre 'derecho a decidir' puede posponerse hasta que las cosas se pongan en su sitio, pero no sabemos cuál es el lugar de las cosas porque la llamada posverdad está cercada por muchas mentiras. Lo más prudente es dejarlo todo para luego y hasta la Academia Sueca ha decidido, acosada por los escándalos, aplazar el Nobel de Literatura de este año. Mientras, Estados Unidos y China insisten en sus desacuerdos comerciales. Es tiempo de mediadores y no festejamos entre nosotros ni las buenas noticias porque tememos las peores, pero el paro, que siempre es una afrenta, ha bajado en 86.000 personas y regresa a niveles de 2009. Tan acostumbrados estamos a perder, que hasta ganar nos enfada. Los clubes españoles de fútbol están a la cabeza de Europa y tenemos 11 representantes entre los últimos finalistas de la Champions.

El célebre 'derecho a decidir' puede esperar o posponer las cosas hasta que ellas se pongan en su lugar. «¡Qué quietas están las cosas y qué bien se está con ellas!», nos dijo Juan Ramón Jiménez, que además de neurótico era un genio. Ahora la Generalitat insta a celebrar actos para deslegitimar la presencia del Estado y el Parlament aprueba la ley que permitirá a Puigdemont su investidura a distancia. No llevan razón los que dicen que España sería mejor sin Cataluña, porque sería menos España. «Contigo y con tu castigo», pero también con sus ventajas, entre las que está su capacidad de acogida. Los mediadores tiene la palabra, pero como hablan todos a la vez no dejan oír a nadie. La ley que ha aprobado el Parlament permitirá a Puigdemont ser investido a distancia. El prófugo no se desanima nunca porque se conforma con desanimarnos a los demás. Su propósito es claro: deslegitimar al Estado en Cataluña. No faltan mediadores.

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