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El banquillo franjivino celebra un tanto de Ángel Montoro. :: Fernando Díaz
Leones y ovejas

Leones y ovejas

VÍCTOR SOTO

Domingo, 15 de octubre 2017, 23:38

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Cuando el futuro se torna incierto, una de las opciones es mirar al pasado. Ver, analizar, comprender y tomar decisiones. Si el ayer es esplendoroso y bucólico, cabe preguntarse qué ha pasado para que la realidad se vuelva cenicienta, imprecisa, casi ajena.

En el caso del Naturhouse es, precisamente, la falta de Naturhouse, que ha dejado para el pasado esa denominación, como quedó Darien, hasta completar un nombre poco comercial: Balonmano Ciudad de Logroño. Sin patrocinador, sin dinero y, por ahora, con una sola victoria en Liga Asobal, el club cambió de jugadores casi a tanto ritmo como variaron los objetivos.

Acostumbrados a los oropeles y los triunfos, lo cotidiano era ocupar la segunda plaza de la tabla, ganar partidos, deambular por los mejores palacios de Europa y soñar, casi siempre soñar, que un día se podía competir y ganar al FC Barcelona.

El BM Logroño debe recuperar la autoestima para volver a ganar

Pero ahora los culés visten como el Bidasoa, Cuenca, Ademar, Benidorm, Anaitasuna... Todos los rivales parecen gigantes y hercúleos, invulnerables para los riojanos.

En estos momentos de zozobra, con el descenso amenazando a pesar de sólo haberse disputado cinco jornadas, el BM Logroño necesita más que nunca de ayuda dentro y fuera del vestuario.

En el parqué, Jota González debe seguir siendo el timón. Aunque sufra en cada partido y por cada derrota y las dudas parezcan consumirle, es el único que puede manejar al equipo y enderezar el rumbo. Su liderazgo resulta indiscutible. Alejandro Magno nunca temía a «un ejercito de leones comandado por una oveja, sino a un ejercito de ovejas guiado por un león». Y Jota sigue siendo el león franjivino, que debe rearmarse y guiar a sus pupilos de nuevo hacia los triunfos.

Retroceder, nunca; rendirse, jamás. El BM Logroño tendrá que afrontar el futuro con limitaciones, pero con orgullo e inteligencia. Porque las locuras ya nos dejaron, hace muy poco tiempo, a un Club Deportivo Logroñés con pasado y sin futuro.

También en el vestuario se deberá recordar aquel viejo adagio con el que los generales alentaban a sus tropas a cavar trincheras: «Dadme vuestro sudor y os ahorraré vuestra sangre». Trabajo, trabajo y más trabajo, algo indiscutido pero que tiene que reforzarse para llegar a las metas deseadas.

Desde la tranquilidad institucional, dentro, y el apoyo, desde la grada, subvenciones gubernamentales y del Ayuntamiento de Logroño y empresas (si es que existen en La Rioja), el equipo franjivino tiene que remontar el vuelo poco a poco. Si queremos balonmano, es el momento de demostrarlo con actos. Y la primera, aunque suene a imposible, es plantar cara al FC Barcelona y recuperar la autoestima.

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