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De cómo Frankenstein llegó a comerse un sándwich

La monstruosa creación de Victor Frankenstein es uno de los personajes de la literatura universal que más veces ha sido recreado

CRISTINA FLORES MORENO Y JONATAN GONZÁLEZ GARCÍA. - DEPARTAMENTO DE FILOLOGÍAS MODERNAS DE LA UNIVERSIDAD DE LA RIOJA

Jueves, 19 de abril 2018, 00:04

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Probablemente, lo primero que nos viene a la cabeza al mencionar a Frankenstein es la imagen de un gigante de tez verde y cabeza plana, con sendos tornillos en el cuello, inarticulado y torpe, que cobra vida tras recibir una serie de descargas eléctricas. Esta es la representación de la criatura de Victor Frankenstein que James Whale popularizó en 1931 con la película El doctor Frankenstein y sus secuelas, y que fijó de manera indeleble la imagen del monstruo que todavía hoy persiste en nuestro imaginario colectivo. Sin embargo, el nacimiento del monstruo se remonta a principios del siglo XIX, cuando el 1 de enero de 1818 Mary Shelley publicó de manera anónima la novela Frankenstein o el moderno Prometeo' dando vida así a uno de los mitos más influyentes de la era contemporánea. La novela de Shelley es a menudo reconocida como la primera obra de ciencia ficción de la historia, una de las novelas de terror más relevantes de la literatura universal, así como la novela romántica por excelencia.

La criatura se independizó muy pronto de su madre, dejándola atrás, casi anulándola, para convertirse en solitario en un icono literario y cultural. No es muy arriesgado afirmar que la monstruosa creación de Victor Frankenstein es uno de los personajes de la literatura universal que más veces ha sido recreado. La versátil criatura ha vuelto a la vida en innumerables ocasiones, adaptándose una y otra vez al medio, ya sea cómics, novelas gráficas, cine, videojuegos, series, obras de teatro, musicales, o fiestas de disfraces. Ha bailado claqué en El jovencito Frankenstein, se ha convertido en un amable y divertido padre de familia en la popular serie de los sesenta La familia Monster y en un amigo incondicional en Hotel Transilvania. En los últimos años ha pasado de ser un monstruo aterrador a ser una simpática criatura en las múltiples adaptaciones literarias para el público infantil y juvenil. Así en Frankenstein se hace un sándwich (2006) de Adam Rex, la hambrienta criatura se prepara deliciosos manjares con los alimentos podridos que sus vecinos le arrojan para ahuyentarlo sin éxito. Y en el nada terrorífico Frankenstein, el primer libro de anatomía (2014), la pequeña Mary Shelley enseña a los más pequeños a reconocer las diferentes partes del cuerpo, mientras la sonriente criatura come un puñado de fresas y lee El paraíso perdido de John Milton.

  • * El curso 'It's Alive!Frankestein 200 ..» se inaugura hoy, a las 17 horas, en el Espacio Santos Ochoa y se desarrollará los jueves (17-19 h.) y viernes (12-14 h.) de abril en el Edificio Politécnico de la Universidad de La Rioja.

Esta amable criatura que se hace un sándwich o enseña anatomía de manera divertida se aparta de la criatura original de Shelley tanto como el malvado gigante encarnado por Boris Karloff en las cintas de James Whale. Ambos extremos obvian la complejidad del personaje de la novela, que nunca llegó a recibir un nombre (¡error común!) a pesar de que a él le hubiese encantado ser aceptado y de esa manera llevar el apellido de su figura paterna. Su creador sin embargo le abandona inmediatamente después de infundirle una 'chispa de vida'. Como un inocente recién nacido, la criatura despierta poco a poco a la vida y, a pesar de sus esfuerzos, es rechazado sistemáticamente debido a su aspecto monstruoso, del que Shelley solo detalla su larga y lustrosa melena negra y sus dientes blancos como perlas, dejando el resto a la imaginación del lector. A diferencia de la imagen popularizada en la gran pantalla, la criatura de Shelley es un ser inteligente y autodidacta, con una gran capacidad de elocuencia y persuasión, que sin ayuda alguna aprende a hablar a través de sus lecturas de poesía clásica y renacentista.

A pesar de haber transcurrido dos siglos desde que esta obra viera la luz por primera vez en Inglaterra, 'Frankenstein' sigue atrayendo numerosos lectores alrededor del mundo y sigue siendo objeto de adaptación. Esto se debe en gran medida a que aborda temas y plantea interrogantes que hoy son todavía objeto de debate. La novela de Mary Shelley versa sobre ambición, responsabilidad, rechazo social y venganza. Entre otras cuestiones, nos obliga a reflexionar sobre los límites (o no) del desarrollo científico y la ambición desmedida, sobre la corresponsabilidad parental y social en la educación y sobre el rechazo del diferente.

Este 2018, la criatura que Mary Shelley concibió vuelve a la vida 200 años después de su creación. Multitud de iniciativas alrededor del mundo celebran el nacimiento de esta obra maestra de la literatura fantástica y gótica. La Universidad de La Rioja se suma a esta conmemoración internacional con 'It's Alive! Frankenstein 200: I Curso de Literatura Romántica Angloamericana'. Se trata de un curso con un marcado enfoque cultural y divulgativo y que pretende poner de manifiesto el legado de esta obra literaria en el panorama cultural europeo de los últimos dos siglos.

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