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financiera

Una Cataluña independiente perdería prosperidad y riqueza a raudales

Sábado, 16 de septiembre 2017, 23:35

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Es muy posible que, en muchos casos, el afán independentista de los catalanes que muestran esta inclinación sea simplemente político y desinteresado, pero parece claro que al menos algún sector del soberanismo ha recurrido a la demagogia financiera para activar la adhesión a sus tesis. El 'España nos roba' no es de hoy ni de ayer, y con gran frecuencia se ha argumentado con las desventajas que arrastra Cataluña por el hecho de formar parte del Estado español. La Generalitat ha lanzado falsos asertos, como el de que las pensiones de los catalanes subirían un 10% si lograran la independencia, o el de que contarían con 16.000 millones de euros anuales más de ingresos para gastar en beneficio del ciudadano. La realidad es que el sistema de pensiones tiene en Cataluña un agujero de casi 4.750 millones de euros, con lo que el solo equilibrio en una hipotética Cataluña independiente obligaría a detraer esta cantidad del presupuesto catalán. Y en cuanto al déficit fiscal de 16.000 millones, el 8% del PIB catalán, Andreu Mas Colell, el prestigioso exconsejero de Hacienda y excatedrático de Harvard, reconoció que el superávit catalán era como máximo del 1,2% del PIB, entre 2.000 y 3.000 millones de euros. El saldo de Cataluña con el Estado es negativo porque la comunidad es rica, pero porcentualmente no llega ni a la mitad del que mantiene Madrid. Parece evidente que estos agravios, una vez aclarados, podrían resolverse con facilidad si hubiera voluntad política de ello. En cambio, de lo que no hay duda es de que una Cataluña independiente y fuera de la Unión Europea perdería prosperidad y riqueza a raudales. Si se piensa que el 42% de los productos catalanes va al resto del España y el 36% a Europa se entenderá por qué. No en vano, la agencia de rating Fitch ha avisado a la Generalitat de un nuevo descenso en la calificación si se acrecientan las «hostilidades» con el Gobierno central. Muchas multinacionales saldrían de un territorio tan conflictivo, lo que justifica que algunos expertos crean que a largo plazo el PIB catalán actual caería un 8%. Obviamente, no sólo Cataluña saldría perjudicada: con su salida del Estado, España perdería la quinta parte de la riqueza nacional y uno de sus territorios más dinámicos y emprendedores. Parece que la ruptura no sería en realidad un buen negocio para nadie.

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