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Dudas sobre el empleo

La Rioja se salva de un agosto con una fuerte caída de la afiliación que refleja la temporalidad del mercado laboral

Lunes, 11 de septiembre 2017, 23:56

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Como sucede habitualmente en agosto, las cifras del desempleo tienen este año una mala lectura nacional y, hasta cierto punto, inquietantes, ya que reflejan a las claras la fuerte temporalidad del empleo y la trascendencia excesiva del cuasi monocultivo turístico a la hora de paliar el todavía inabarcable desempleo, que sigue duplicando el promedio de la UE. Una temporalidad de la que, sin embargo, se beneficia esta vez la contabilidad del desempleo en La Rioja para descontar 332 desocupados gracias a una actividad tan marcadamente estacional como la recogida de la fruta, a la que se le sumó además, mediado el mes, el precipitado inicio de la vendimia, otro paradigma del trabajo eventual. Sin embargo, casi en todo el resto del país se significó el decaimiento de la campaña turística y propició que el número de parados registrados subiera en 46.400 personas sobre el mes anterior. La destrucción de empleo fue, si cabe, todavía más aparatosa: la afiliación media a la Seguridad Social experimentó un descenso de 179.500 personas, hasta los 18.309.800 ocupados; es la mayor de un mes de agosto desde 2008 y la mayor desde enero de 2016 (204.000) para cualquier mes. No obstante, la cifra de afiliados es un 3,45% superior a los 17.700.000 de agosto del año pasado. Ante estas cifras, que modulan la evidencia de que con el fuerte crecimiento económico el desempleo va descendiendo, se afirma la tesis sindical de que tal objetivo se logra con empleo sumamente precario, lo que parece indiscutible. Sólo 7,5 de cada 100 contratos firmados son indefinidos, de los que casi la mitad son a jornada parcial. En suma, la evolución del mercado de trabajo en agosto ha decepcionado al mostrar peor comportamiento que en otros agostos anteriores y por la debilidad que refleja. La euforia producida por la evidencia objetiva de que la tasa de paro va bajando año tras año no debe impedir observar, en efecto, deficiencias cualitativas en este proceso, en gran medida a causa de que no se ha hecho evolucionar el viejo modelo productivo. El turismo, que pide a gritos una reconversión para estabilizarlo y reducir la temporalidad, sigue siendo el gran motor de la economía, y poco se hace en materia de formación para avanzar en otros sectores económicos que incrementen la productividad y faciliten una mayor participación de las rentas salariales en la riqueza nacional.

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