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Despacito

MAYTE CIRIZA

Martes, 22 de agosto 2017, 23:51

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Una vieja y un viejo van p'Albacete, van p'Albaceteee... Y en mitad del camino va y se la mete, va y se meteee. La mano en el bolsillo y saca un billete, saca un billeteee...». Aún recuerdo la letra chabacana de aquella canción del verano de hace mil años. Canciones soeces de este tipo las sufrimos a menudo, pero una cosa son canciones cutres como esta y otra las que hacen apología del machismo y de la violencia hacia las mujeres.

No creo que ahora haya más canciones de este segundo tipo, pero prestamos más atención y estamos más vigilantes ante este machismo con ritmo pegadizo. La polémica ha surgido por la propuesta del Instituto Vasco de la Mujer que ha sugerido una lista de canciones en Spotify «libres de violencia sexista» para el verano, la época por excelencia de las fiestas, en las que tan presente está la música. ¿En qué pueblo no hay una fiesta con verbena estos meses?

En esa lista no se incluyen algunas de las que más están sonando este año, como Despacito, de Luis Fonsi y Daddy Yankee; Súbeme la radio, de Enrique Iglesias; o Me enamoré, de Shakira. A partir de aquí, han sido muchos los que han interpretado esto como un veto o un intento de prohibición, pero no es así. Lo que el Instituto Vasco de la Mujer propone son canciones que no tienen un contenido sexual degradante para las mujeres y que defienden su capacidad de decisión. Por cierto, que esas tres canciones son sensuales, sí, pero las letras no tienen contenidos que inciten al machismo, no sé por qué no las han incluido. Más allá de las canciones de la lista, lo importante es este debate.

La música es una fuente de culturización y de educación, especialmente para los más jóvenes. Bajo esos ritmos pegadizos y divertidos que escuchamos se esconden muchas veces, demasiadas veces, mensajes que degradan a la mujer, que la presentan como sumisa y a las órdenes del macho alfa.

Lo peor de todo es que los jóvenes no sólo están reproduciendo conductas discriminatorias, que pensábamos superadas, sino que entre ellos el machismo y la violencia de género están aumentando. Por desgracia, las leyes contra la violencia machista no implican su erradicación. Y un ejemplo lo tenemos en las letras de algunas de las canciones que triunfan.

El cantante colombiano Maluma, uno de los reyes del reguetón, con millones de reproducciones de sus vídeos y millones de seguidores en las redes, en su canción Cuatro Babys, canta: «Estoy enamorado de cuatro babies/siempre me dan lo que quiero/chingan cuando yo les digo/ninguna me pone pero». El famoso rapero Eminem, también con millones de seguidores en todo el mundo, en uno de sus más conocidos raps, dice: «Puta, tienes que salir corriendo...Y hacerme el desayuno, perra, eso es un requisito previo». Rap y reguetón, dos géneros en los que el machismo está muy presente.

No se trata de que las canciones no tengan contenido sexual (esto no es Arabia Saudí, afortunadamente), pero desde luego se trata de que no tengan un contenido degradante para las mujeres, que no las presenten como un trofeo para los hombres, que no aparezcan como sumisas ante los machos. Y en esto no habría que ir despacito.

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