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MOISÉS ORTA ANGÓS
Martes, 19 de septiembre 2017, 23:52
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Comienza el nuevo curso, y en pocas semanas la palabra «nativo» se hará hueco irremediablemente en las conversaciones de miles de riojanos. «Ha venido una nativa a clase», dirá un crío emocionado. O quizás será el propio maestro quien sienta prisa por dar con uno de estos valiosos seres y así poder conservar su puesto. «Se necesita profesor de inglés en academia. Nativo preferiblemente», leo mientras ojeo las ofertas de empleo en Logroño. De su popularidad no cabe duda ¿Pero qué les avala realmente como profesionales?
Yo mismo probé a ser nativo en Inglaterra hace meses. «Buenos días Mr. Orta», me dedicaban decenas de rubiales cada mañana. Les costó lo suyo localizar La Rioja en un mapa, pero no se lo tuve muy en cuenta ya que a muchos españoles también les pasa. Para pisar la moqueta de aquellas aulas tuve que venderme lo mejor que supe y, por supuesto, acreditar mi título de maestro, presentar referencias y probar que no contaba con antecedentes penales. El papeleo llevo semanas y las traducciones no fueron baratas. Tenía la sensación de que aquello no lo podía hacer cualquiera. Y eso reconforta. Incluso tuve que dar una free trial class (clase de prueba gratuita) con mi futura jefa sentada entre los chavales. Empapé la camisa y supongo que es lo justo antes de dejar a tus alumnos en manos de un desconocido. «¿La australiana que prepara a mi hijo para el Cambridge lo hará también, no?». Quizás, pero por lo general solo necesitan la palabra mágica para poder firmar. Nativo. Actualmente, en nuestro país, llamarse Chris, Rachel o Mark ya se considera carrera universitaria en educación. Y no me entendáis mal, su dominio del idioma es incuestionable y pueden ser de gran ayuda, pero ser profesor requiere de unas técnicas y una reflexión que no viene de serie. Poco tiene que ver la persona que decide dedicar su vida a la enseñanza con la persona que encuentra el trabajo perfecto para costearse sus vacaciones por España. Que sí, que hay maestros por aquí que dejan mucho que desear...Pero, en serio, ¿cualquiera puede pasar el curso en un colegio?
Nativos sí, claro ¡Ojalá trabajen a mi lado! Pero, por favor, por respeto al oficio y al alumnado: formación. Y a ser posible periodo de prácticas. Algo que indique que tienen un mínimo interés por la función tan importante que van a desempeñar.
Agradezco haber podido expresarme en este diario y termino aclarando que estos chicos y chicas no tienen ninguna culpa. Solo aprovechan una situación poco madurada y en muchos casos ofrecen un servicio excelente mientras aguantan que continuamente nos refiramos a ellos como «mi nativo». Espero que disfruten mucho de nuestra tierra y de las aulas. Ya se escucha mucho inglés por la Laurel.
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