Borrar

Ante el muro de las lamentaciones

RICARDO ROMANOS

Domingo, 17 de junio 2018, 23:26

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Si echamos la vista atrás y observamos con cierta precaución la vida y milagros políticos de todos los presidentes del Gobierno que hemos padecido desde que inauguramos la democracia y hasta el momento, advertiremos que todos acabaron como el rosario de la aurora. El primero, Suárez, ahora tan admirado entre los vapores de los vagos recuerdos, nombrado a dedo regio en 1976, refrendado en las urnas un año más tarde con su partido UCD y dimitido en 1981: el ahora rey emérito, otrora su amiguito del alma, ya no quería ni mirarle a la cara. En la investidura de su sucesor, el también ucedista Leopoldo Calvo Sotelo el Breve, pues solo nos duró un año en el cargo, se dio el intento de golpe de Estado del 23-F para despedir a don Adolfo. Don Leopoldo, del que casi nadie se acuerda, acabó su mandato con otro intento golpista, aún más grave que el anterior, pero silenciado por los medios para no asustarnos. Llegó Felipe González y «su» PSOE, y mejor no hablo del amor que terminamos profesándole todos a su lengua de serpiente, ni de la corrupción que se evidenció y que acabó con él tras 14 años en el poder. Aquel «desencanto» que terminó indignando hasta a los más ingenuos. Así que llegó Aznar con su PP en el 96 si mal no recuerdo, porque mi instinto de supervivencia mental ha tratado y sigue tratando de borrar de mi memoria aquellas dos legislaturas (negociaciones con ETA incluidas en el 98 y 99: un recuerdito para sus más fanáticos seguidores, como María San Gil y adláteres, esos ultras), bodas escurialenses, guerra de Irak, sombreros tejanos y oratoria spanglish en el mismo paquete repleto de burbujas ladrillleras, España iba bien, ya... El 11-M del 2004 con todos sus embustes sobre el espantoso atentado yihadista fue su Némesis. El océano de corrupciones que nos dejó en herencia quedó plasmado en una fotografía que ahora se ha hecho viral en las redes sociales: de su último equipo ministerial solamente libran la Pastor y el Piqué. Los demás, todos entrullados por patriotas. Así que llegó Zapatero con su renovado PSOE. El hombre hizo media docena de cosas buenas, sí, entre ellas acabar con ETA de la mano del «pérfido» Rubalcaba, que allanó todo el camino para que al beato Fernández Díaz pretendan ahora los suyos colgarle la medalla. Ay, Zapatero, crucificado desde el primer día por la destemplada y desleal oposición pepera, aquel buen hombre que nos prometió un espectacular crecimiento económico y acabó arruinándonos para dar paso a don Mariano, que ha acabado como ha acabado. Y qué decir de don Mariano, ¿eh? ¿Y de su PP? Nada, ya lo han dicho los jueces, para qué hacer leña del ficus censurado, para eso ya está presto el atrabiliario Aznar. Así que, visto lo visto, espero pocas cosas del resplandeciente gabinete ministerial de Pedro Sánchez y ojalá me equivoque. Porque lo tiene crudo desde ese centro derecha de izquierda progresista, desde un astronauta para el asunto de los sueños espaciales, hasta un interiorista como Marlaska, que seguirá la senda de sus antecesores, pasando por una Montero en Hacienda (cambia la 'e' por la 'o') y menos mal que no le han regalado Sanidad, con la contestación ciudadana que ha tenido su gestión neoliberal de la Sanidad pública andaluza, y otros nombres que han disparado las expectativas demoscópicas del PSOE, que deberá jugar con los presupuestos de Rajoy, bombardeados desde ya por los mismos que pedían lealtad institucional para aprobarlos. Les queda el forúnculo catalán, que es donde la derecha le va a atizar de lo lindo. Pero yo me conformaría con que hicieran todo lo posible por luchar contra la pobreza y la desigualdad que nos ha legado el nefasto Mariano, se bregue por la educación, la sanidad y la investigación públicas, conque RTVE no vuelva a ser la vergonzante voz de sus amos, manden a tomar por saco la ley Mordaza, reduzcan lo posible las diferencias salariales entre mujeres y hombres, le echen un vistazo a las pensiones de miseria, lijen lo que puedan (que no van a poder) la reforma laboral del PP, y me regulen el sector energético priorizando las energías limpias y bajándome de paso el recibito de la luz. Total, nada. ¿Podrán? Démosles cien días, eso que no van a hacer los chicos y las chicas del PP, más empeñados en joder la marrana que en dedicarse a su necesaria regeneración limpiando sus mochilas del alma, que las tienen bastante guarrindongas. Y menos mal que Miláns del Bosch ya está en el limbo de los justos. O eso dicen...

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios