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Alegría sevillana

JULIO ARMAS

Domingo, 22 de abril 2018, 00:58

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No sé ustedes, pero un servidor ya tiene ganas de que haya nuevas elecciones. Vamos, que me va la marcha. Y es que a mí eso de las elecciones me gusta mucho, ¡qué quieren que les diga! Aunque para matizar un poco les diré que, más que el momento puntual de las elecciones, lo que me gusta son los procesos preelectorales.

Porque, vamos a ver, ¿a quién no le gusta que la gente sea feliz? ¿No se han fijado ustedes en la cara de felicidad que visten nuestros políticos en tiempos preelectorales? ¿No se han fijado en cuánto nos quieren? Todo son sonrisas y saludos cariñosos.

¡Hombre, Pepe, qué alegría verte... cómo estás, ¿todo bien por casa...? ¡A ver cuándo nos tomamos un café!

Todo, por parte de los candidatos, son gestos agradables, simpáticos, gestos en número y calidad inversamente proporcional al número de días que faltan para pasar por las urnas (a menos días... más cariño), pero siempre agradables y simpáticos. Y es que estarán de acuerdo conmigo en que, en esas fechas preelectorales, nuestros políticos son de lo más generoso, porque, ¿a quién no le gusta oír que le van a dar, y a dar, y a dar lo que no está en los escritos?

Y, aunque más vale un toma que cien te daré, hay que reconocer que nos conformamos con su alegría, generosidad y simpatía. Y por cierto, hablando de alegría, hace una semana más o menos el Partido Popular fue a reunirse a Sevilla. Casi nada. Sevilla en Abril y la Feria llamando a la puerta. ¿Quién da más? Dicen que más de tres mil quinientos peperos picando palmas... y toma... y toma... y toma. ¿Vieron las fotografías? ¿Vieron lo felices que estaban aquellas criaturas?

Habían ido a una convención. Reunión de pastores oveja muerta, estarán pensando ustedes, pero, ¡qué va!, anda que no quedan ovejas en el rebaño para que la muerte de una llegue a preocupar. Allí todos habían ido a sonreír, a ser felices y a palmotear unos la espalda de los otros.

- ¡Hombreeeee!, cuánto tiempo sin verte... oye, tenemos que hablar... tengo un tema que quiero comentarte... llámame.

Aquello no fue una convención, aquello fue La Convención. Y allí estaban todos, felices y risueños. Tan felices y risueños que a mí, en viéndolos así, me daba por pensar de qué se estarían riendo tanto ya que entre la Cifuentes que tiene el master, que no lo tiene, que no lo hizo, que sí lo hizo pero que lo deshizo, que sí, que no, que caiga un chaparrón... entre el peñazo de Puigdemont, que se va, que viene, que lo trincan, que lo sueltan, que lo trincan otra vez y lo vuelven a soltar y entre los de Ciudadanos que no paran de crecer prometiendo hacer, si mandan, todas aquellas cosas que luego, cuando manden, se darán cuenta que no pueden hacer, el PP que había empezado haciendo una convención, poco a poco la fue viendo convertirse en una conmoción. Vamos, que me parece a mí que si a nuestro gobierno se le ocurriera poner un acuario, se le ahogaban los delfines.

Pero bueno, no voy a seguir dándoles la matraca con lo de la convención/conmoción, sólo decirles que al final parece que todo se fue solucionando, que todos estuvieron de acuerdo en reconocer que de ellos mismos tenían una opinión muy difícil de mejorar y que las consignas a transmitir a las bases debían ser: con relación al «Cifuentesgate», tranquilidad y ya veremos; con relación al «Puigdemontgate» que ya veremos y tranquilidad y, tanto en uno como en otro caso y siempre sonrientes y felices explicar bien al pueblo los éxitos obtenidos por la gestión del gobierno,... porque sin duda haberlos «haylos».

Así que ya saben, tranquilidad, paciencia y explicaciones. Explicaciones que mucho me temo serán como las que don Pablo, el «berlanguiano» alcalde de Villar del Río, daba desde el balcón del Ayuntamiento: «Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar. Que yo, como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar, porque yo, como alcalde vuestro que soy...» ¿Se acuerdan? Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.

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