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Trump y su caricatura

PPLL

Viernes, 26 de mayo 2017, 00:13

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La petición de un diputado norteamericano de que se abra ya el expediente de destitución del presidente Trump (), aunque es una iniciativa del todo prematura a día de hoy, ahorra comentarios de hasta dónde llega la alarma política, institucional y social con la conducta del jefe del Estado norteamericano. La presidencia de los Estados Unidos goza de un fuerte blindaje jurídico y político, pero también es objeto de una observación estricta por parte de los poderes constitucionales y, en todo caso, de su titular se puede esperar un desempeño no solo impecable en términos de legalidad, sino una conducta pública y personal modélica. Las actuaciones de Trump bordean ya la crisis y la maquinaria institucional que blinda el sistema democrático se ha puesto en marcha: un fiscal especial de impecable trayectoria va a investigar si el presidente ha incurrido en graves faltas en el manejo de la crisis suscitada por su oscura relación con Rusia y la mejor prensa observa atentamente cada movimiento. Nada garantiza, siendo Trump quien es, que esto sirva para algo, pero el interesado debe saber que un choque frontal con la ley terminará con su derrota. El Watergate acabó con un Richard Nixon que se atrevió a cometer graves ilegalidades para sobrevivir políticamente.

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