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LA PLAZUELA PERDIDA

Esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas

ALONSO CHÁVARRI

Martes, 23 de mayo 2017, 23:53

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Al comenzar a escribir esta columna, me entran dudas sobre el tema de la misma, lo cual es bien raro, porque lo que sobran, en este país de nuestros gozos y miserias, son historias sobre las que componer una columna, pues, como decía mi amigo Feliciano, que estaba un poco achispado por beber, sin mucho tino, del carro del vino del Ayuntamiento en la romería de San Vitores, el santo sin cabeza que predicaba la lucha contra el infiel: «Columnista es el escritor que habla de todo sin saber de nada». Y puede que no andara descaminado mi amigo Feliciano, pues ya se sabe que el vino desata la lengua y hace decir verdades, aunque no siempre sea conveniente decirlas. Quizá debería aplicarme el romance que dice: «Estas noches atan largas / para mí, / no solían ser ansí».

Y es que algunos temas ya cansan, como el de la corrupción, por más que salgan y vuelvan a salir casos novedosos, que ahora salpican no sólo a políticos sino a otras instituciones, en los que se entreveran chivatazos, espionaje con escuchas ilegales, intermediarios indignos, posibles chantajes y madres superioras que traspasan misales al capellán; todo muy propio de una novela de intriga, dinero fácil y oculto y mucho misterio, a la que solamente le faltaría una ración de sexo interesado, al estilo de aquel caso Profumo, que hizo dimitir a un ministro de la reina británica, pero no desesperen que, tal como marcha el ritmo de las investigaciones, todo se andará.

Podría escribir sobre el Valle de los Caídos, sobre si hay que exhumar o no el cadáver del dictador -que no hay manera de aplicar aquello de «¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!»- pero me da espeluznos sólo pensar en volver a hablar de Franco, que bastante lo aguanté en mi época de universitario en la Complutense, cuando me tocaba correr delante de sus 'grises' o escapar de la gigantesca manguera de Gobernación.

También habría tema con las primarias socialistas, en las que hay acusaciones de querer dividir al partido, como si hiciera falta alguien para dividir a la eternamente dividida izquierda española, a la que tradicionalmente le salen más escisiones que corruptos al Partido Popular; o con el ciberataque sufrido por Telefónica, aunque se podría hablar mucho de ataques si andan por medio las compañías telefónicas, tanto a la intimidad, por las insistentes llamadas, de voces generalmente sudamericanas, para que cambiemos de compañía, como al bolsillo, si echamos un vistazo detenido a las facturas.

En fin, que no encontraba tema de mi gusto para componer esta columna; quizá esté perdiendo el ingenio, aunque, como decía Petronio: «El cultivo de su ingenio a nadie hizo rico». O, tal vez, como rimaba Bécquer, «esté dormido en el fondo del alma, / y una voz, como Lázaro, espera / que le diga: ¡Levántate y anda!».

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