Disparate norcoreano
La gestión que hará Trump de los desmanes de Kim Jong-un sigue siendo una incógnita
PPLL
Domingo, 23 de abril 2017, 00:22
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El extraño régimen norcoreano, una república socialista heterodoxa y hereditaria, celebró ayer el 105 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, fundador del país, abuelo del actual líder Kim Jong-un. Corea del Norte es una férrea dictadura muy militarizada, cerrada al exterior y autárquica, incapaz de sostener a la propia población, que padece periódicas hambrunas. La beligerancia del régimen norcoreano, cuyo único apoyo relativo es el que le concede Pekín por razones estratégicas, ha sido proverbial y se basa en el desarrollo de un arsenal nuclear y de unos sistemas de lanzamiento de misiles en progresión. A principios de año, el actual caudillo anunció que su país estaba ultimando la construcción de un misil balístico intercontinental (ICBM) capaz de alcanzar los Estados Unidos. Obama resistió estoicamente las provocaciones del régimen norcoreano, que mantiene una relación difícil con Corea del Sur y con Japón, ha realizado hasta ahora cinco ensayos atómicos y efectúa periódicas pruebas de misiles. Sin embargo, el presidente Trump ha insinuado la posibilidad de llevar a cabo un ataque preventivo para impedir los avances tecnológicos del pequeño país en materia nuclear, y ha enviado a las aguas contiguas al grupo naval de ataque encabezado por el portaaviones Carl Vinson. La posibilidad de que los coreanos realizaran una nueva prueba atómica para festejar el aniversario y la cercanía de esta fuerza de EE UU han generado una gran tensión en la zona. China ha pedido mesura a las partes, pero Trump es imprevisible. Ayer, antes de un espectacular desfile en que se exhibieron 56 misiles de distintos tipos, el régimen anunció que estaba listo para la guerra, y la segunda autoridad de Pyongyang advertía de que Corea del Norte responderá con ataques nucleares si EE UU realiza «provocaciones imprudentes». Finalmente, no ha habido prueba nuclear, pero la gestión que haga Washington de los desplantes de Corea del Norte sigue siendo una incógnita. Lo razonable sería que los Estados Unidos hicieran lo posible por mantener el problema en un marco multilateral, en el que participe activamente China, que es el único país que por su ascendiente puede impedir el desafuero alocado de Pyongyang.
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