Borrar

La paz en el PSOE, una victoria

Sólo así, una parte importante de los millones de votos perdidos podrá volver al redil

MARGARITA SÁENZ-DIEZ

Sábado, 15 de abril 2017, 23:46

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Zancadillas, codazos indisimulados, palabras gruesas. El clima interno en el PSOE está que arde. Los que se cambiaron de bando, unos traidores, los que se abrigaron a resguardo del aguacero, unos oportunistas. Poco cambiará el panorama mientras no llegue el recuento de los votos para la disputada Secretaría General, a finales de mayo. Porque, gane quien gane, el rumbo que tome el Partido Socialista entonces determinará su futuro.

Un resultado muy ajustado entre Susana Díaz y Pedro Sánchez podría conducir a la división, y una victoria por goleada de uno de los dos, acaso apunte al riesgo de escisión. Claro que siempre se podrá echar mano del exlendakari Patxi López, facilitador de entendimientos, quien ha admitido que, hasta ahora, no había visto nunca en su propio partido el nivel de agresividad y de división interna que hoy observa.

El partido que consiguió que este país no fuera reconocido ni por la madre que lo parió, no tiene derecho a tirar por la borda su pasado ni a malversar su reto actual. Es decir, recuperar para la ciudadanía la vigencia de la socialdemocracia y su forma de entender el mundo; más allá del cuerpo a cuerpo al que nos tienen acostumbrados últimamente.

Mejor en el Gobierno que en la oposición, el Partido Socialista ha de conseguir poner en marcha la renovación política que este país y el recambio generacional piden a gritos. Y con rencores, insultos y venganzas es difícil defender con éxito un modelo político en el que coexista el progreso económico y el bienestar social general. ¡Ah! Y con las sanguijuelas de la corrupción sin sangre para la que alimentar su glotonería.

Todo eso, no se alcanza con bravatas, sino buscando la integración. Los equipos de los tres candidatos hace semanas que ponen a punto su hoja de ruta para el día después. En doble, versión, por si acaso: victoria o derrota. Y no parece, por ahora, que en las agendas de los dos candidatos estrella, se apunte con determinación y contundencia la vía de la reconciliación.

Será mucho pedir. Seguro. Incluso también será un gran exceso, suponer que esta propuesta sea escuchada sin resquemor. Pero, sin caer en la ridícula tentación política de la supremacía moral, quien consiga actuar de ese modo, puede hacerse merecedora/merecedor de que una parte importante de los millones de votos socialistas que se han ido esfumando, vuelvan algún día al redil.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios