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A TRES METROS DEL SUELO

CARMEN NEVOT - ARRANCHAR A SON DE MAR

Martes, 11 de abril 2017, 23:58

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Recorría Ceniceros a tres metros del suelo los últimos pasos hasta la puerta de salida de Riojafórum donde le esperaba su mujer. Sin tiempo para asimilar que era David, vencedor de Goliat. Centrifugando las razones que le llevaron a la victoria y conocedor de que las «demasiadas» llamadas y el menudeo en las esquinas del equipo de Gamarra para rascar hasta el último apoyo de la militancia habían favorecido una conquista sostenida en parte en el voto de castigo a su contraria. Claro que aunque Ceniceros haya atraído un porcentaje de votos no tanto de afines, sino de saciados de los herederos de Sanz escondidos en el voto secreto, el presidente de La Rioja demostró que también tiene un batallón de militantes a su favor, que tiene adeptos, tirón, sobre todo, en el entorno rural, en su sierra.

De ser un hombre forjado en la discreción pasó, casi sin quererlo, a suceder a Sanz. Dio un paso al frente pese a que, como él mismo repite, no era ese el designio del expresidente, de su otrora amigo, y al poco tiempo de ser un presidente de paja y de tránsito -muchos así lo creyeron-, un día dio un golpe en la mesa y ya que era el presidente se puso a ejercer como tal, pero con otras maneras, más suaves, diríase narcóticas.

Y como el jefe del Ejecutivo también debía serlo del PP, decidió no romper con la tradición así que fue y venció. Recorrió los últimos metros hasta la puerta andando sin pisar el suelo, agradecido sin creérselo y mostrando al desnudo sus armas, su debilidad, su talón de Aquiles, la llaga abierta para su enemigo. Demasiado abierto, demasiado desnudo, demasiado nuevo, demasiado humano. Un hombre serrano, un hombre que estaba ahí en el momento oportuno y el día oportuno.

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