Borrar
QUE QUEDE ENTRE NOSOTROS

Traidores

MAYTE CIRIZA

Martes, 21 de marzo 2017, 23:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Quién no ha estado alguna vez en un McDonald's? Aunque no me gusten y representen todo lo contrario de la cultura gastronómica y de la conversación en torno a la mesa, hay que reconocer que son uno de los símbolos del siglo XX. Se estrena estos días la película a propósito de la historia del mayor imperio de comida rápida del mundo. El título es irónico, porque en realidad el fundador no fue Ray Kroc, que ha pasado a la historia como tal, sino los hermanos McDonald. Dick y Mac tuvieron la idea y pusieron en marcha el primer McDonald's, pero Ray Kroc les compró, con engaños, el negocio y la marca. Una de las ideas más rentables se convirtió en uno de los peores negocios de la historia. La historia de una traición, llevada ahora al cine.

Y es que la historia está llena de traiciones. Una de las más conocidas es la de Judas Iscariote, que vendió a Jesús de Nazaret por 30 monedas de plata y lo delató dándole un beso. El beso, que representa el afecto y el cariño, como símbolo de la traición. De hecho se utiliza la expresión «es un Judas» como sinónimo de traidor.

Las guerras y la política son muy dadas a historias de traiciones, porque es en las situaciones límite donde se ve la verdadera calidad de las personas, y donde se pone a prueba la lealtad o la fidelidad que se guarda hacia alguien o algo. Además, tanto en las guerras como en la política, la traición cambia el curso de los acontecimientos en un momento.

Pero no solo las grandes páginas de la historia están llenas de traiciones, sino el día a día de cada uno. La infidelidad en una pareja es quizás la forma más común de traición, pero se da también en el trabajo, en las relaciones personales, dentro de la familia (la familia es lo que queda después de repartir una herencia)...

¿Por qué la traición deja tan tocado a quien la sufre? Porque rompe la confianza que se ha depositado en alguien con quien hay un vínculo especial. Por eso produce tanto dolor e incredulidad y hace que incluso uno mismo se reproche, ¿cómo no lo vi venir? La traición es un golpe a las expectativas que se tienen de otra persona de quien se espera lealtad. Como para ser feliz conviene tener mala memoria, es mejor no recrearse en la traición sufrida y seguir adelante.

No todas las historias de traidores, como la de Ray Kroc, acaban bien. Judas terminó ahorcándose y los traidores, en general, acaban amargados y aislados. Cuando me encuentro con alguien que ha traicionado la confianza de un amigo, de un compañero, no me fío de él, y recuerdo la historia de aquel cónsul romano que contaba mi santo en su espacio de radio que se negó a recompensar a los tres compañeros de Viriato, al que asesinaron de noche, traicionándolo: «Roma no paga traidores».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios