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EDITORIALES

En busca de la generación perdida

Esos jóvenes emigrantes jamás volverán si no se les estimula mediante incentivos concretos y suficientes

PPLL

Domingo, 12 de marzo 2017, 00:29

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No es ningún secreto que la crisis ha tenido efectos muy relevantes en España sobre la inmigración de raíces socioeconómicas, al tiempo que ha provocado un fenómeno nuevo, la salida de muchos españoles en busca de acomodo ante la falta de oportunidades aquí dentro. De forma que, según una publicación reciente de Funcas, por primera vez en mucho tiempo es mayor el número de emigrantes que el de inmigrantes. Si en 2008 llegaron a España 600.000 inmigrantes en busca de la bonanza de que aquí se disfrutaba todavía aquel año, en 2013 ya solo llegaron 280.000, aunque a partir de ese año ya comenzó la recuperación; y también salieron de España numerosos inmigrantes recientes ante la caída del empleo. En conjunto, según Comisiones Obreras, en 2011 se alcanzó la cima de población inmigrante (5,7 millones según el INE), y actualmente hay 4,6 millones. Los no nacionales que optaron por quedarse sufrieron también lógicamente las consecuencias de la crisis, el número de cotizantes cayó un 25% (la pérdida fue de medio millones de empleos en seis años), y todavía no se ha recuperado el anterior equilibrio: si en 2008 había más de dos millones de inmigrantes cotizando, hoy son sólo 1,7 millones. El fenómeno novedoso de esta crisis, mal conocido porque no hay datos fehacientes, ha sido la salida al exterior de un grupo de jóvenes altamente cualificados -unos 350.000, inferior a las diásporas anteriores-, que ha ido creciendo desde 2008 hasta 2015 (unos 61.000), y que no parece haber cesado a pesar de la recuperación. En su mayor parte han encontrado trabajo (en Reino Unido, Alemania, Francia y Estados Unidos sobre todo), aunque ni mucho menos de la cualificación que buscaban, y el riesgo según Funcas consiste en que no regresen y se conviertan en una generación perdida. Estos procesos demográficos deberían recibir una respuesta política ya que de otro modo será muy difícil que ese capital humano, formado aquí con los recursos de todos, pueda regresar. La política migratoria tiene elementos espontáneos que permiten asegurar que volverá a haber presión migratoria sobre nuestro país cuando el mercado laboral mejore; pero estos jóvenes españoles que han emigrado difícilmente volverán a ser población activa española si no se les estimula mediante incentivos concretos y suficientes.

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