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La mujer y la ciencia

La mujer y la ciencia

«Las mujeres están escasamente representadas en las carreras científicas y tecnológicas. La discriminación parece estar en el origen, en la escasez de mujeres que se aventuran en estas disciplinas»

EVA TOBÍAS OLARTE / AGENTE DE IGUALDAD E INVESTIGADORA DE LA UR

Sábado, 18 de febrero 2017, 00:03

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Las mujeres son mayoría en carreras como Educación Infantil, Enfermería o Trabajo Social, pero su presencia no llega ni al 10% en titulaciones como Ingeniería Eléctrica. ¿Qué tiene que pasar para que una chica elija estudiar una carrera científica? ¿Qué enseñanzas y experiencias debe haber tenido en la familia y en la escuela para que además esa carrera se llame Ingeniería o Física?

En los años ochenta se pensaba que era cuestión de tiempo, que las mujeres de esa generación ocuparían, poco a poco, puestos en todos los dominios de actividad y todos los niveles profesionales. Esto, sin embargo, no ha sido así. Tres décadas después, no ha habido un aumento significativo en las cifras de mujeres en las áreas científicas o tecnológicas. Las razones, por tanto, son otras, y así los estereotipos sexistas y la ausencia de referentes visibles se presentan como dos elementos que tienen un gran impacto sobre la elección de la carrera profesional. De hecho, según un informe publicado en 2015 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las chicas, en general, se sienten más presionadas y peor dotadas para asignaturas como las matemáticas o la física, a pesar de que sus calificaciones suelen ser similares a la de los chicos. A ello se une, la gran cantidad de mensajes que recibimos y que contribuyen a reforzar «las diferencias»: las chicas son de letras y los chicos de ciencias, los hombres no escuchan y las mujeres no entienden de mapas, y un largo etcétera. Una encuesta europea realizada a iniciativa de la Fundación L'Oréal reflejaba que las personas encuestadas opinaban que a las mujeres les falta interés por la ciencia, perseverancia, espíritu racional, sentido práctico y espíritu analítico. ¿Será que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus? Claro, ellos a la guerra y nosotras al amor (léase con ironía).

Isis Anchalee, una ingeniera de San Francisco, protagonizó una campaña publicitaria para la empresa en la que trabaja, y cuando los pasajeros del metro de San Francisco vieron el anuncio pusieron en duda que fuera ingeniera. Anchalee publicó en su blog personal un post invitando a las mujeres a tuitear con la etiqueta #ILookLikeAnEngineer («Parezco una ingeniera») como protesta por el sexismo que rodea a los campos de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. En España, recientemente, una científica recibía un aluvión de insultos a través de las redes sociales, por señalar que todos los Nobel de 2016 habían sido hombres. Desafortunadamente, el dato no genera sorpresa. Sólo 49 mujeres han sido galardonadas en su historia, frente a 833 hombres. Pero, ¿verdaderamente pensamos que las mujeres no están ahí porque simplemente no se lo merecen?

Y mientras todo se dirime en las llamadas «diferencias naturales» entre mujeres y hombres, la realidad nos muestra que las mujeres están escasamente representadas en las carreras científicas y tecnológicas. Nuria Sebastián, vicepresidenta del Consejo Europeo de Investigación, decía que «a la hora de la evaluación, el porcentaje de éxito en matemáticas, física e ingenierías es el mismo para hombres que para mujeres». La discriminación, por tanto, parece estar en el origen, en la escasez de mujeres que se aventuran en estas disciplinas.

Un estudio de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) señalaba que el hecho de que no toda la ciudadanía reconozca la existencia de un problema con relación a la representación de las mujeres en la ciencia y la tecnología, se debe en buena parte a la falta de información suficiente y a la escasa divulgación de la misma. Así, desde Naciones Unidas se «nos invita» a establecer políticas y planes de estudio en el campo de la ciencia para alentar una mayor participación de las mujeres y las niñas, a promover las perspectivas de carrera de las mujeres en la ciencia y a reconocer los logros de las mujeres en este ámbito.

Hoy, en 2017, al otro lado del pasillo, alguien recibe una invitación para participar en una feria de robótica. «Gracias por el cartel, está genial», le oigo decir.para a continuación añadir: «pero, ¿dónde están las mujeres?» No puedo evitar sonreír. Que alguien se lo pregunte es el primer paso. No todo está perdido.

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