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M. BALÍN
Miércoles, 25 de abril 2018, 00:31
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madrid. Agentes de la unidad de Inteligencia de la Guardia Civil detallaron ayer en el juicio por las agresiones de Alsasua que la campaña de «acoso y hostigamiento» a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en esta localidad navarra obedece, «punto por punto», a la estrategia de ETA sobre la «dinamización» de la campaña 'Alde Hemendik' (Fuera de aquí). Un plan, afirmaron, que continúa activo y que, en el caso de Alsasua, se reactivó en 2011, el mismo año en que la banda terrorista anunció el cese de la actividad armada.
Los peritos que comparecieron ayer ante el tribunal de la Audiencia Nacional, que juzga a ocho jóvenes procesados por lesiones y amenazas terroristas, señalaron que este manual de ETA fue requisado en 1999 en una operación en Francia contra el exjefe de la banda José Javier Arizcuren Ruíz, alias 'Kantauri', y «diseñado para el futuro».
Relataron que ETA hizo en 2011, tras el cese de la violencia, una «campaña de blanqueamiento» de sus organizaciones satélites, que se disolvieron para crearse otras como Sortu y Bildu. En Alsasua y otros pueblos se constituyó, además, el movimiento 'Ospa' (Fuera), inspirado en las instrucciones contenidas en el manual intervenido a Kantauri.
En este punto de sus testificales advirtieron que eso no quiere decir que los ocho procesados por la agresión a dos guardias civiles y sus parejas sean parte de ETA. «En ningún momento estamos diciendo que estos señores estén integrados o colaboren, sino que han generado violencia que viene de unas directrices de ETA». «Se trata de generar violencia con objetivos políticos», resumieron.
Así, en Alsasua se constituyó una «asamblea antirepresión» con el «paraguas» del ayuntamiento, entonces de Bildu, y el recién creado 'Ospa' empezó a organizar actos «festivos» en los que se deshumanizaba a los guardias civiles mostrando animales como perros o cerdos con un tricornio. Unas imágenes que se colocaron dentro de castillos hinchables para niños en fiestas.
Según los agentes, en Alsasua se había pasado ya de hacer pintadas a cometer violencia, que han escenificado no solo por lo ocurrido en el Koxka, sino también en otro bar del pueblo, el Goya, regentado por los padres de María José, pareja del teniente agredido. Dos psicólogos de las defensas señalaron que las secuelas de esta joven no responden a esta agresión, sino al «aislamiento social» al que se vio sometida luego.
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