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ILEGALIDAD CONTRA INOPERANCIA

Si Puigdemont ha quedado desautorizado por traspasar todas las líneas rojas, Rajoy debe hacérselo mirar por su inoperancia

JOSÉ A. DEL RÍO

Lunes, 2 de octubre 2017, 00:43

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Habíamos quedado en que se trataba de que el pretendido referéndum secesionista, además de ser ilegal, como había quedado claro que lo era mucho antes de la mañana de ayer, lo pareciese de forma indubitable tras la pantomima que sí o sí Puigdemont, todo el Govern, la CUP, los Junts per el Sí, la ERC y hasta la Moreneta estaban dispuestos a llevar a cabo al precio que fuese. Ilegal hasta los tuétanos, irregular a cada paso, una anormalidad democrática se mirase por donde se mirase más allá de su propia inconstitucionalidad (sin Sindicatura electoral, con un censo universal tan inédito como falto de rigor, atacado de opacidad...), la consulta consiguió, sin embargo, mucho más de lo que sus propios convocantes hubieran soñado para el mejor de los casos. Los casi 400 heridos en los incidentes de la mañana revelan un fracaso inexcusable del Gobierno español que en cada imagen protagonizada por los antidisturbios (cuya despropocionada intervención apenas sirvió para evitar la apertura en primera instancia de un centenar de colegios) queda expuesto al escrutinio de la opinión pública europea, que era, al fin y al cabo, lo que andaban buscando los independentistas. Y no otra cosa. A estas horas, Puigdemont debe sentise en ganador tras ese reféndum de la señorita Pepis gracias a su habilidad para chapotear en el fango y a la impericia, a la torpeza política de su antagonista, Mariano Rajoy. Una falta de habilidad política por omisión que si había quedado puesta de manifiesto en las últimas semanas, ayer alcanzaba rango con una respuesta coercitiva del Estado, legítima indiscutiblemente, que se volvía contra el Gobierno de España y ahondaba en la brecha hasta llevarla a dimensiones insondables. Y como quiera que tras el 1-0 se anuncian momentos de delicada intensidad política para resolver un problema de compleja, de casi imposible solución, se antoja complicado confiar en que los actores que ayer rivalizaron desde la ilegalidad el uno y desde la inoperancia el otro sean los adecuados para seguir en sus papeles. Puigdemont ha quedado desautorizado porque ha traspasado todas las líneas rojas de la legalidad. Y Rajoy, desde ese tancredismo impertérrito que tan buenos resultados le ha venido dando, desde ese mirar para otro ldo, desde ese ya pasará, debe hacérselo mirar y, quizás, pensarse en la hora de la retirada. Aunque esta vez la retirada no será una victoria.

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