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A. A.
MADRID.
Sábado, 9 de junio 2018, 00:07
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Unidos Podemos, al menos una parte, no termina de asumir el haberse quedado fuera del Gobierno de Pedro Sánchez, al que ayudó a 'asaltar' la Moncloa con el apoyo de sus 67 diputados a la moción de censura. «Quien caiga en la arrogancia de pensar que uno puede gobernar solo con el peor resultado electoral de la historia de su partido seguramente no estará a la altura», señaló ayer Pablo Iglesias, quien además informó de que el PSOE no se ha puesto en contacto con su formación desde que prometió el cargo. El secretario general de Podemos lanzó esta advertencia a la entrada de una reunión con su gobierno en la sombra, al que se ha bautizado como 'Rumbo 2020' y que ayer analizó el renovado panorama político.
Podemos se siente agraviado por no tener voz en el Consejo de Ministros y por algunos de los nombramientos de Sánchez, especialmente el del juez Fernando Grande-Marlaska al frente de Interior. Iglesias insistió, en cualquier caso, en que su partido dará unos días «de cortesía» al nuevo Ejecutivo y después le tenderá la mano para limpiar las instituciones de corruptos, defender el Estado del bienestar e iniciar un diálogo para resolver las tensiones territoriales. Pero si el presidente del Gobierno no atiende a estas reclamaciones, se enfrentará a la posición de Unidos Podemos en el Congreso.
Plantar cara al Gobierno es justo lo que quieren los sectores más a la izquierda de Podemos. El anticapitalista Miguel Urbán abogó por presionar al PSOE hasta que se provoque un «cambio real». El también eurodiputado citó como medidas urgentes realizar una «auditoría de la corrupción», poner fin a «la asfixia austeritaria (sic)» y derogar la reforma laboral y la ley mordaza.
La postura de los anticapitalistas choca con la de los sectores más pragmáticos de la formación morada. Según Íñigo Errejón, «o las fuerzas progresistas aprenden a cooperar o se pelearán en la oposición». El exnúmero dos de Podemos es consciente de que su propósito de gobernar en la Comunidad de Madrid tras las próximas autonómicas pasa necesariamente por obtener el apoyo del PSOE, el mismo partido al que la dirección nacional amenaza con presentar batalla en el Congreso.
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