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La huida  como ventaja

La huida como ventaja

Carles Puigdemont saltó del periodismo a la política impulsado por su sueño de una Cataluña independiente

OSKAR BELATEGUI

Viernes, 22 de diciembre 2017, 01:11

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Que Carles Puigdemont es un hombre con una misión lo demuestra una biografía encaminada a una sola meta: la independencia de Cataluña. Durante la presentación de su libro 'Cata... qué' en 2016, cuando todavía llevaba las riendas de la Generalitat, contó que en su época de viajero por Europa en los 90 le irritaba que los recepcionistas de los hoteles no conocieran Cataluña. «Cat... what?». Así que decidió recorrer mundo con un DNI catalán -por tanto, no oficial- y registrarse en los hoteles por la noche, cuando el personal de servicio era emigrante y podía colarles el carné de patriota.

¿Enrevesado? No tanto como elegir siempre la cabina de peaje en la autopista rotulada «peatge» en lugar de «peaje» o, en vez de coger el puente aéreo para ir a Madrid, preferir viajar vía Bruselas -aunque sea más caro y largo- para entrar así en Barajas por la puerta de vuelos internacionales. Son anécdotas contenidas en el libro 'Puigdemont, el presidente @Krls', que toma su nombre de la activa cuenta de Twitter con 617.000 seguidores del que todavía se considera «el 130 president de Catalunya». Por cierto, la cuenta más mencionada por los usuarios españoles de la red social este año.

PERSONAL

  • uNació en Amer (Gerona) en 1962 Nieto e hijo de pasteleros, es el segundo de una familia de ocho hermanos.

  • uHabla cinco idiomas, incluido el rumano gracias a su mujer, la periodista Marcela Topor, con quien tiene dos hijas.

  • uLa música y el fútbol son sus grandes pasiones.

Puigdemont, el segundo hijo de una familia de ocho hermanos, nieto e hijo de pasteleros, se enorgullece de sus orígenes trabajadores. Proviene de un entorno rural donde el esfuerzo es un valor esencial, muy alejado de la sofisticada burguesía del Eixample barcelonés que ha nutrido los cuadros dirigentes en Cataluña. Su meteórica carrera política abarca apenas una década. CiU lo presentó en 2006 como candidato al Parlament de Cataluña y, un año después, a la alcaldía de Gerona, cargo al que accedería en 2011 rompiendo con tres décadas de alcaldes socialistas. Y de ahí a una presidencia de la Generalitat que no esperaba.

Amer, en la comarca de la Selva, y el internado de Santa Maria del Collell, en la Garrotxa, conforman la memoria infantil de Puigdemont. Aquel niño que soñó con ser astronauta cuando vio cómo el hombre pisaba la Luna pronto jugó a ser periodista imprimiendo diarios con tapones de corcho. A escribir en la revista del pueblo medió un paso. Al joven Carles siempre le gustaba organizar actos, teatro con la 'colla' de amigos y partidos en los que siempre era el que llevaba el balón. Que el fútbol es una pasión lo confirman las fotos que le muestran estos días en una cafetería en Bruselas, atento a la televisión con una bufanda del Girona.

Mitin de Pujol

Si todas las vidas atadas a un destino cuentan con un momento de epifanía, el de Puigdemont fue un mitin del entonces president Jordi Pujol en 1982, inaugurando la reformada plaza de la Vila. Su tío Josep Puigdemont fue el primer alcalde de la democracia de Amer por CiU, partido al que nuestro hombre se afiliaría al cumplir la mayoría de edad. Como Periodismo solo se podía estudiar en Barcelona, optó por cursar Filología en Gerona, una carrera que no llegó a terminar arrastrado por su dedicación profesional al periodismo.

De corresponsal en Amer del 'Diari de Girona' pasó a corrector del 'Punt Avui', donde estuvo quince años recorriendo el escalafón: responsable de comarcas, jefe de sección, redactor jefe y jefe de área. El hijo del pastelero, el ambicioso periodista que nunca renunció a su melena yeyé, siempre ha sido muy de pueblo en los sentimientos pero universal en las formas. En 1993 se tomó un año sabático para estudiar cómo se trataba el hecho catalán en los países europeos. El primer diputado del Parlament en tener cuenta de Twitter pronto entendió que las nuevas tecnologías iban a revolucionar el periodismo y la política.

A su vuelta de Europa, Carles Puigdemont abandonó el 'Punt Avui' y creó una empresa de comunicación por encargo de la Generalitat, la Agencia Catalana de Noticias. También dirigió 'Catalonia Today', que no era un semanario de humor, sino un diario en inglés. Y es que el fundador de la Juventud Nacionalista de Cataluña en Gerona -la organización juvenil convergente- es un políglota que habla catalán, castellano, francés, inglés y rumano, lengua que aprendió de su mujer, Marcela Topor, una periodista con la que tiene dos hijas y a la que conoció cuando era actriz de teatro.

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