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Jordi Alberich, en un momento de la entrevista en el Cercle de Economía, en Barcelona. :: VICENS GIMÉNEZ
«Hará falta una salida política en Cataluña, sin humillaciones, sin vencedores ni vencidos»

«Hará falta una salida política en Cataluña, sin humillaciones, sin vencedores ni vencidos»

«Estoy triste y apesadumbrado, pero el pacto volverá, aunque necesitaremos tiempo para curar las heridas» Jordi Alberich Director general del Cercle de Economía de Catalunya

ALBERTO SURIO

BARCELONA.

Domingo, 24 de septiembre 2017, 00:43

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La tormenta perfecta ha llegado a Cataluña y proyecta sus luces y sombras sobre el Cercle de Economía de Catalunya, una institución de prestigio fundada en 1958 para promover «el debate político y económico y el progreso social». Su director general, el economista y también director de la Escuela Europea de Humanidades, Jordi Alberich, reclama una solución política «pase lo que pase».

-Las detenciones del pasado miércoles han elevado bastantes grados la temperatura de cara al 1-O. ¿Cómo ve la situación?

-Preocupado, claro. Estas imágenes me entristecen como catalán en la medida en la que proyectan un fracaso. Porque todo esto es un poco la crónica de un guion perfectamente anunciado. Y me confirman en la idea de que hay que buscar una salida política de fondo. Una salida negociada respetuosa con el principio de legalidad que implica cambiarla si fuera necesario con respeto de los procedimientos democráticos.

-¿Cómo hemos llegado a esto?

- En Cataluña se ha fraguado la tormenta perfecta, con una crisis económica que ha desestabilizado a la clase media. Como en otros países europeos ha habido también movimientos que lo han cambiado todo fruto de la recesión y del repliegue identitario y soberanista. Y, claro, ha habido muchas torpezas políticas desde los gobiernos españoles.

-¿El mundo económico vive con inquietud este momento?

-Es evidente que sí. Paradójicamente hace dos años hubo una reacción, ante unas elecciones autonómicas, con declaraciones contundentes. Entonces había temor a que una mayoría clara llevara a una independencia unilateral. Tengo la sensación de que hoy el temor no es tanto a un hecho puntual, sino a una fase prolongada de desorientación y desconcierto, como si estuviéramos condenados a jugar un partido muy largo en el barro.

-¿Cree que habrá una proclamación unilateral de independencia?

-Vamos a ser serios. La realidad es que el mundo económico catalán, español y europeo no se cree de verdad que vaya a haber una ruptura unilateral. No se lo cree. Si no, los mercados internacionales reaccionarían.

-¿La falta de reconocimiento internacional es determinante?

-Ciertamente. Pero pase lo que pase el 1 de octubre, lo cierto es que no hay una mayoría relevante en ninguno de los dos lados. Ese es el dato más significativo. El Financial Times nos dice: pasen como puedan esta situación y busquen una solución política negociada. No hay otra. Y lo digo también desde la percepción personal de que el Gobierno de España está políticamente desaparecido en Cataluña.

-¿Cabe una solución política de pacto con el independentismo?

-En Cataluña siempre ha habido un cierto independentismo que oscilaba en torno al 25%, como en el País Vasco, como en Escocia, en Quebec, en Flandes. Ahora ha podido doblar el apoyo. Ha ayudado mucho que a un país con un discurso nacionalista haya llegado una honda crisis económica que ha desestabilizado a mucha gente. Y ha habido errores por parte de los gobiernos españoles.

-La crisis en la clase media...

-La gran radicalización en el ámbito nacional catalán ha sido en la clase media, no en la histórica clase obrera. Y una percepción más personal, veo gente muy joven, pero también gente muy veterana.

-La han denominado 'revolución de las sonrisas'...

-Las sonrisas son complicadas para muchas personas, que no sonríen porque no tienen motivos para ello.

-El debate no ha girado entre sí o no a la independencia, sino entre sí o no al referéndum de autodeterminación...

-Claro, el debate es sobre el derecho a decidir, que es una palabra muy amable, como el reconocimiento de la idea de nación. Han convertido un medio en un fin. Otra corriente piensa que hay que votar una propuesta de mejor encaje. O sea, la tercera vía. Lo sensato sería pensar que se articulará tras el 1 de octubre, pase lo que pase. La salida política que se busque no puede dejar ni vencedores ni vencidos, tampoco humillaciones. Lo pido encarecidamente.

-¿Dónde está el catalanismo pactista?

-En los cuarteles de invierno. En una crisis tan dura desaparece el espacio de centro. El PSC se rompió, CiU también, veremos qué pasa con el PDeCAT, vemos la división del partido de Ada Colau...En el plano político los catalanistas pactistas están desvanecidos, pero socialmente creo que hay una mayoría que quiere el acuerdo. Esto necesita años para recuperarse. El 'seny' tardará años en volver. Pero volverá. Y, claro, el PP también debe mirar a los ojos de la gente.

-¿Hay catalanes que no dicen ya lo mismo en público y en privado?

-Esto no había pasado mucho en Cataluña, pero la gente prefiere esquivar la discusión innecesaria, sobre todo en una sociedad pequeña, con un discurso dominante. También hay posiciones críticas, todo hay que decirlo.

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