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El Gobierno ordena una actuación «discreta»

M. SÁIZ-PARDO

BARCELONA.

Martes, 31 de octubre 2017, 00:42

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El Gobierno comenzó ayer el desembarco en la administración catalana, pero casi nadie lo notó. Solo en los más altos niveles de las consejerías se recibieron las primeras órdenes, que, en cualquier caso, no fueron ni muchos menos revolucionarias: garantizar la continuidad y los servicios a la ciudadanía.

La Vicepresidencia del Gobierno ordenó un actuación «discreta» y «no invasiva» para evitar cualquier suspicacia de que la administración autonómica está siendo dirigida políticamente. Las instrucciones desde Moncloa insistieron en que había que operar como un «gobierno en funciones», pero mostrar firmeza en el momento de que hubiera cualquier acto de rebeldía. La administración central ya avisó de que tiene preparado una amplio abanico de sanciones exprés, incluida la inmediata suspensión de empleo y sueldo, para los funcionarios contumaces.

La idea es mantener el control de la Generalitat hasta la configuración de un nuevo gobierno sin tener que llevar un desembarco masivo de funcionarios. O, al menos, no presencial, ya que un nutrido grupo de decenas de funcionarios del Gobierno central van a ocuparse durante estos meses de supervisar el trabajo de sus colegas catalanes mediante vía telemática.

El que sí desembarcó ayer en Barcelona fue el secretario de Estado para las Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro, a quien la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría ha encomendado la supervisión 'in situ' de la intervención de la Generalitat tras el cese del Govern. Fue precisamente Bermúdez de Castro quien presidió el sábado una reunión en Madrid con los subsecretarios de los diversos ministerios que se han hecho cargo de las competencias respectivas de las diversas consejerías.

Pieza clave

Junto con Bermúdez de Castro, Juan Ignacio Zoido se ha convertido en otra de las piezas centrales de la aplicación del 155. El ministro, que en menos de 24 horas se hizo con el control de los Mossos, en una operación diseñada durante semanas por el Gobierno, se reunió ayer en Madrid con el nuevo jefe del cuerpo autonómico, Ferrán López. El mando de los Mossos le prometió lealtad en este primer encuentro tras la destitución la madrugada del sábado del imputado Josep Lluís Trapero. El control de la policía autonómica sin estridencias -destacan en Moncloa- ha sido, por el momento, el mayor éxito de la aplicación del 155.

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