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ADOLFO LORENTE
Jueves, 18 de enero 2018, 00:29
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bruselas. Su gran temor es caer en el olvido, que el 'exilio' no se convierta en el frío destierro belga. Carles Puigdemont, cuyos asesores volvieron a sugerir que no volverá hasta que el Gobierno español le garantice que no va a ser detenido, fue ayer el gran ausente de la sesión plenaria y, por ende, el gran protagonista. Quiso serlo. Lo necesita. El tictac apremia y dentro de dos semanas corre el serio riesgo de dejar de ser alguien si al final no logra ser investido.
Si no estuvo es porque sigue huido en Bruselas, a 1.342 kilómetros de un Parlament en cuya sesión inaugural quiso hacerse notar a su modo, telemáticamente. ¿Un aviso a navegantes para la sesión de investidura? Que si Instagram, que si Twitter, que si una llamada al recién elegido Roger Torrent... ¿Casual? Nada lo es. El diputado Jordi Turull cogió su teléfono y tras encargarse de que en la pantalla de su 'iphone' se viese claramente 'President Puigdemont', pasó el teléfono a Torrent, aún sentado en la bancada de ERC. Mientras, Elsa Artadi, la jefa de filas de JxCat, hacía la foto de rigor desde su escaño para colgarla en las redes sociales. En su breve conversación y como el propio expresident desveló en Twitter, le trasladó su felicitación y se mostró convencido de que desempañará su cargo como segunda autoridad de la comunidad autónoma «con nobleza y valentía, protegiendo las instituciones y el país».
No fue el único 'momento Puigdemont' del día. Minutos antes de que comenzase la sesión inaugural en la que descartó delegar su voto para evitar un problema añadido (los otros cuatro huidos también), recurrió a las redes sociales para enlazar un vídeo sobre la actuación policial del 1-O: «Solo entienden de miedo, violencia e imposición. Les enseñaremos que no hay nada que pueda doblegar el espíritu de un pueblo libre, pacífico y democrático. Recuperemos las instituciones. Luchemos por el país. Ejerzamos la dignidad. Viva la tierra y viva Catalunya libre», dijo.
Por contra, no hubo ningún tuit de su reunión con Marta Pascal y David Bonvehí, los dos principales líderes de su partido, el PDeCAT, que se desplazaron ayer a Bruselas para «analizar» la situación actual.
Que nada es casual se evidencia, también, en el hecho de que el portavoz de Puigdemont en el 'exilio', Joan Maria Piqué, ofreciese justo ayer una entrevista en la BBC para contrarrestar las informaciones que apuntan a un inminente regreso. «En el mismo minuto en que el Gobierno español garantice que el presidente no va a ser arrestado cuando ponga los pies en suelo catalán, en ese mismo momento, el presidente volverá», contestó tajante ante la insistencia del periodista. Si estas son sus condiciones, todo apunta a que aún queda Puigdemont para rato en tierras belgas ya que Rajoy ha rechazado cualquier trato de favor.
Para Piqué, el hecho de que no regrese no es incompatible con ser president. «Es perfectamente posible porque vivimos en el siglo XXI. Por ejemplo, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no dirige el país desde cada ciudad y cada pueblo estadounidense», apostilló. Preguntado sobre su negativa de rendir cuentas ante la justicia, como sí han hecho otros compañeros del Govern, su portavoz recordó que «llegó como un hombre libre, porque no había cargos contra él cuando viajó a Bélgica». «Y por ello sigue aquí -censuró-, porque la Justicia española no puede garantizarle un juicio justo».
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