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DIEZ SEGUNDOS

IGNACIO MARCO-GARDOQUI

Miércoles, 11 de octubre 2017, 00:38

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Al parecer, Cataluña fue ayer independiente durante diez segundos, que es el tiempo que transcurrió entre la declaración de independencia y la suspensión de la declaración de independencia. Carles Puigdemont hizo un discurso modelo «tradicional» en el que sacó a relucir a Franco, al expolio fiscal, a la represión policial, a la persecución judicial, al victimismo habitual y al desencuentro secular. Luego, justificó su crucial decisión sobre la endeble base de un referéndum de convocatoria ilegal y desarrollo esperpéntico, que no ha sido reconocido por nadie, ni siquiera por sus propios observadores.

La decisión crucial la adoptó de forma oscura. Hay que ser un auténtico experto en semántica para descifrar con precisión lo que dijo. Entre los analistas que seguían el debate cundió la confusión, entre los entusiastas que esperaban fuera cundió el desánimo y entre los miembros de la CUP cundió la decepción. Dijo que el Parlament debía suspender la declaración, pero ayer no hubo ninguna votación, así que ¿está proclamada la independencia, está anulada? Como no hubo votación, no hubo discusión.

Los independentistas quieren negociar. Aquí coinciden Xabier Albiol del PP y Anna Gabriel de la CUP. ¿Qué es lo que quiere negociar?¿Los términos de la separación? ¿La elección de los árbitros del partido? Los independentistas saben, también o mejor que todos los demás, que un Estado democrático y homologado internacionalmente, un Estado miembro de la ONU, de la UE, de la OTAN y de todos los organismos de ámbito mundial -ninguno de los cuales ha puesto nunca en cuestión su estatus-, no puede negociar esas cosas. Simplemente no puede. Dejaría de ser un Estado.

Tal y como están las cosas, mucho antes que ponerse de acuerdo con el Gobierno del Estado, los independentistas tienen que ponerse de acuerdo con los cientos de miles de catalanes que desfilaron el domingo por sus calles, con sus propios servicios jurídicos que se espantan con la ilegalidad de las decisiones que adoptan, con los millones de catalanes que no votaron el 1-O y con las innumerables empresas catalanas que se han ido... empujadas por ellos.

¿Qué buscan entonces los independentistas? Ni idea. ¿Ganar tiempo? ¿Para qué? Si es para que la UE intervenga y acepte/imponga una mediación, mejor que se sienten. Van a esperar un rato largo.

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