Borrar
Pedro Sánchez presidió el pasado viernes en la Moncloa su primera reunión del Consejo de Ministros. :: alberto ferreras
Diecisiete días trepidantes

Diecisiete días trepidantes

Nadie preveía la retirada de Rajoy tras aprobar los Presupuestos y que Sánchez presidiría el Consejo de Ministros de este viernes

RAMÓN GORRIARÁN

Sábado, 9 de junio 2018, 23:51

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Madrid. Del 23 de mayo, aprobación de los Presupuestos en el Congreso, al 8 de junio, celebración del Consejo de Ministros, se han vivido 17 días sin parangón en la historia reciente. Mariano Rajoy jamás pensó después de aprobar las cuentas de este año que vivía sus últimos días como presidente del Gobierno. Pedro Sánchez tampoco imaginaba que estaba a las puertas de la Moncloa. Nunca una condena por corrupción había tumbado a un Gobierno, nunca había prosperado una moción de censura, nunca se había hecho una transición de un Ejecutivo a otro en una semana.

La crónica de estos 17 trepidantes días está llena de adjetivos ordinales (primero/a, último/a) y adverbios negativos (nunca, jamás). Expresiones rotundas para un relato superlativo porque lo acontecido en estas dos semanas y media no será una nota a pie de página en los libros de historia. Ha sido una sucesión de acontecimientos que nadie previó. La víspera de la aprobación de las cuentas, un muy alto cargo del PP se jactaba de que Rajoy ganaba dos años de vida política y se aseguraba agotar la legislatura. Alguien le hizo notar que la sentencia del 'caso Gürtel' estaba al caer. «Bah -respondió- lo importante son los Presupuestos, lo de 'Gürtel' está descontado y además será una sentencia por lo civil, una multa». Tampoco Sánchez veía lo que se venía y en su agenda del viernes estaba apuntado un viaje a Lisboa al congreso de los socialistas portugueses. Todos daban por amortizada la sentencia antes de conocerla a pesar de que en el ambiente flotaba que iba a ser dura.

Rajoy siempre que miraba la gran bola de corrupción que bajaba por la ladera de la montaña solo veía una pelota de pimpón. Con 'Gürtel' en el candelero ganó en 2011 unas elecciones con mayoría absoluta, y cuando se añadieron los casos 'Lezo', 'Púnica' y algún otro, el PP volvió a vencer en las generales de 2015 y 2016. Los daños eran asumibles. Sánchez por su parte medía los tiempos, sabía de su debilidad y la del PSOE, había comprobado que la corrupción no desgastaba a los populares y su prioridad era asentarse en el partido, restañar heridas y prepararse para el horizonte electoral de 2019, en las municipales y autonómicas, y 2020, generales. Además, su presencia en la vida pública, ya fuera porque renunció al escaño o por estrategia calculada, era de bajo perfil.

Hasta que ese viernes 25 de mayo salió la sentencia que dio por probada la financiación ilegal del PP y la connivencia corrupta con la trama de Francisco Correa. El jolgorio presupuestario en la Moncloa dio paso a la desolación más absoluta, y en la sala de maquinas de los socialistas se encendieron las alarmas.

23 de mayo. Poco antes de la votación de las cuentas, la dirección del PNV anuncia mediante un comunicado su apoyo a Rajoy. Fue un respaldo prosaico (inversiones por 540 millones para el País Vasco) en absoluto ideológico. La Moncloa alaba «la seriedad» del PNV y augura que las elecciones generales serán «cuando toca», en 2020. Pero Rajoy sabe que sus aliados para los Presupuestos, Ciudadanos y los nacionalistas vascos, son flor de un día y no una sociedad estable.

24 de mayo. La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional hace pública la sentencia del 'caso Gürtel'. Además de las serias condenas de cárcel a los acusados, certifica que el PP tiene una financiación en negro desde 1989 con una caja B, dice que no da veracidad al testimonio exculpatorio de Rajoy y que entre las empresas de Correa y el PP tejieron «un auténtico y eficaz sistema de corrupción institucional». Una bomba. Ciudadanos reacciona el primero, y Albert Rivera anuncia que hay «un antes y un después» en su relación con el PP tras la sentencia. El PSOE calla en las primeras horas, pero por la noche anuncia la moción de censura. Un paso que Sánchez hasta entonces se había resistido a dar a pesar de las presiones.

25 de mayo. Los socialistas presentan la moción en el Congreso. En la Moncloa crecen los nervios y las dudas, no se sabe si es mejor o peor que Rajoy dé explicaciones. A las 14:00 horas comparece tras el Consejo de Ministros para rechazar los argumentos de la sentencia, pero anuncia que ni dimite ni va a anticipar las elecciones. El presidente del Gobierno cree que la moción no saldrá adelante porque los independentistas catalanes no van a perdonar al PSOE su apoyo al 155, y el PNV acaba de apoyarle en los Presupuestos. Sánchez dice que después de la censura convocará elecciones, pero deja en el aire el calendario. Ciudadanos quiere elecciones ya y se niega a apoyar a Sánchez.

27 de mayo. Las presunciones de Rajoy se cumplen. El PNV retacea su apoyo y los secesionistas no muestran ningún entusiasmo. Solo Podemos da su apoyo incondicional.

28 de mayo. El presidente del Gobierno y el líder del PSOE no quieren dilaciones y la moción se debatirá el 31 de mayo y 1 de junio.

29 de mayo. Empiezan a llegar a la Moncloa señales de que los independentistas y el PNV podrían apoyar a los socialistas, y se ponen en contacto con el PDeCAT y los nacionalistas vascos para atajar el cambio. Sánchez ofrece convocar elecciones tras la moción para atraerse a Ciudadanos, pero fracasa.

30 de mayo. El PP redobla la presión sobre el PNV, recurre a las patronales CEOE y Confebask para impedir que respalde a Sánchez. Pero los nacionalistas vacos prefieren soportar la acusación de traidores antes que aparecer ante la sociedad vasca como los salvadores de Rajoy.

31 de mayo. El presidente del Gobierno se enroca en la idea de no dimitir pese a que su negativa permite que la moción siga adelante. Sánchez se lo pide tres veces en el Congreso. El PNV comunica su apoyo a la censura. La suerte está echada, y Rajoy después de defenderse en la Cámara, abandona a las 14:00 horas el hemiciclo y se refugia con algunos ministros y colaboradores en un restaurante, del que sale a las 22:00 horas.

1 de junio. Rajoy solo acude al Parlamento a despedirse -«dejo una España mejor que la me encontré»- y a votar. La moción de censura triunfa con 180 votos a favor. El PP, aún incrédulo, se resigna a perder el Gobierno.

2 de junio. En el partido crece la incertidumbre sobre lo que va a hacer Rajoy, si pilotará la oposición o dimitirá.

3 de junio. Los populares amenazan con vengarse del PNV mediante enmiendas a los Presupuestos en el Senado que afecten a las inversiones pactadas.

5 de junio. Rajoy anuncia ante el comité ejecutivo del PP que «ha llegado el momento de poner punto final» a su carrera política y convoca para el 11 de junio a la junta directiva nacional que pondrá fecha al congreso extraordinario que se celebrará en julio.

De apestado a presidente

Sánchez había ganado contra pronóstico una moción de censura sobre la que él mismo tenía dudas hasta que se convenció, o le convencieron, de que su presentación era ineludible ante la contundencia de la sentencia del 'caso Gürtel'. «No podía mirar para otro lado», en palabras de un dirigente cercano al secretario general. El líder del PSOE pasó de ser un apestado para los notables de su partido tras la revuelta y posterior dimisión de octubre de 2016 a presidente del Gobierno. Un tránsito impensable dos semanas atrás. Pero, optimista irredento, estaba preparado para el éxito en el sentido de que tenía en la cabeza su Gobierno. Un Consejo de Ministros como el que ha formado, dicen en el PSOE, es fruto de muchas horas de reflexión, no surge en 48 horas, que es el tiempo que tardó en cerrar la composición del gabinete. Todo un récord frente a las largas digestiones de Rajoy.

2 de junio. Sánchez toma posesión como presidente del Gobierno ante el Rey en el Palacio de La Zarzuela. A continuación se traslada a la Moncloa. Empieza la ronda de llamadas para formar su Consejo de Ministros.

4 de junio. Se conoce el nombre del primer ministro, Josep Borrell será titular de Asuntos Exteriores. Comienza el goteo. José Luis Ábalos a Fomento y María Jesús Montero a Hacienda.

5 de junio. El líder socialista prosigue con la formación de su Gobierno. Elige a Carmen Calvo para que sea la vicepresidenta y una alta funcionaria en Bruselas, Nadia Calviño, ministra de Economía, y el astronauta Pedro Duque, de Ciencia.

6 de junio. Pedro Sánchez comunica al Rey su Gobierno y despeja las dos últimas incógnitas. Margarita Robles será la ministra de Defensa con mando sobre el CNI, y el periodista Màxim Huerta, de Cultura. Un Consejo con once mujeres y seis hombres, el más feminista de Europa y de la historia de España, con perfil progresista y experiencia en la administración.

7 de junio. Los 17 miembros del «Consejo de Ministras y Ministros» prometen sus cargos ante el Rey en una ceremonia por primera vez sin símbolos religiosos, e intercambian las carteras con sus antecesores en una transición modélica.

8 de junio. Sánchez preside su primer Consejo de Ministros en la Moncloa, que aprueba las primeras medidas políticas para distender las relaciones con la Generalitat de Cataluña.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios