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Los venezolanos encabezan por primera vez la lista de solicitantes de asilo

España registró el año pasado 15.755 peticiones de protección internacional, una cifra récord pero que supone solo el 1% del total de la UE

ANDER AZPIROZ

Sábado, 17 de junio 2017, 00:36

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madrid. «Antes de verme obligado a huir era muy feliz, vivía junto a mi familia y contaba con un trabajo». Alfredo Mendoza, de 39 años, es un técnico de mantenimiento que tuvo que marcharse de Venezuela después de que las autoridades del país latinoamericano le acusasen de sabotear la central hidroeléctrica en la que trabajaba con el objetivo de perjudicar al Gobierno bolivariano. Antes que enfrentarse a los cargos que se le imputaban, decidió huir a España, donde se le concedió protección internacional. Este mismo camino del exilio lo tomaron el año pasado 3.960 compatriotas venezolanos, hasta el punto de que este país, sumido en una grave crisis institucional, encabeza por primera vez la lista de solicitantes en España por delante de Siria (2.975) o Ucrania (2.570).

Según refleja el informe anual de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), en 2016 el Ministerio del Interior registró 15.755 solicitudes de asilo, una protección que, según el derecho internacional, debe otorgarse a toda persona fuera de su país de origen en caso de persecución por su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social o por sus opiniones políticas. Esta cifra supone un récord histórico, que además multiplica por seis el número de demandas que se presentaron en 2015.

No obstante, a pesar de este incremento España sigue en el furgón de cola de la UE en cuanto a solicitudes de asilo. Aunque al alza, las registradas el pasado año apenas representan el 1% del total europeo. A modo de comparación, en Alemania pidieron asilo 745.265 refugiados, en Italia 123.370 y en Francia 83.485.

Según denuncia CEAR, una de las mayores lagunas de España es la tardanza a la hora de resolver las peticiones de protección internacional. En los despachos de Interior se amontonan 22.000 expedientes que «se corresponden con 22.000 vidas en una espera imposible», critica la directora general de esta ONG, Estrella Galán.

España también suspende en lo que concierne al acuerdo de los países de la Unión Europea para acoger a los refugiados sirios o afganos que huyen de las guerras civiles que asolan sus respectivos países. Los socios comunitarios se comprometieron en 2015 al reparto de 160.000 refugiados con el fin de aliviar la presión migratoria que sufren países como Grecia, Italia y Alemania. La cuota fijada para España es de 17.000, pero año y medio después de aquel acuerdo apenas han llegado 1.300 personas, lo que supone menos de un 8% de lo comprometido por el Gobierno de Mariano Rajoy. El Ejecutivo, no obstante, se escuda en que los huidos tienen entre sus objetivos asentarse en Alemania, Reino Unido o los países nórdicos, y que son pocos los que están dispuesto a pedir asilo en España, lo que, por otra parte, les obliga a permanecer en el país.

Huir para salvar la vida

Lina es una mujer siria de 43 años que sí tenía España entre sus destinos preferentes. Fue así, explica, porque aquí tiene familiares. Como todos los refugiados no quería abandonar su país. «Tenía una vida tranquila y en familia. No necesitaba pedir nada a nadie», apunta. Pero un día la guerra civil llegó a las puertas de su casa. Junto a su marido e hijos se refugió en el domicilio de su madre, en el centro de Damasco, un lugar controlado por las fuerzas leales a Bashar el-Asad y en teoría seguro. Pero un atentado en las proximidades del colegio de sus niños la convenció de que era el momento de coger lo que pudieran y marcharse.

A pesar de todo, Lina considera que son afortunados. «No tuvimos que cruzar el mar como la mayoría de la gente, nosotros tuvimos mucha, mucha suerte», afirma. Pasó nueve meses en un centro de acogida en el que aprendió español y las costumbres locales, una experiencia que le abrió las puertas para trabajar ahora en CEAR.

Lina asegura sentirse muy contenta en España, pero también reconoce que siempre hay momentos en los que recuerda lo que quedó atrás. A la pregunta de si piensa volver a Siria algún día responde de forma tajante: «Solo cuando haya paz».

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