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Una de las votaciones en la reunión de ayer de la Asamblea Nacional Catalana. :: Marta Pérez / efe
La Asamblea Nacional Catalana aprueba declarar la independencia unilateral si no hay referéndum

La Asamblea Nacional Catalana aprueba declarar la independencia unilateral si no hay referéndum

Carles Puigdemont lanza una última llamada al Gobierno central para sentarse a negociar los términos de la consulta

CRISTIAN REINO

Domingo, 30 de abril 2017, 00:51

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El independentismo cogió ayer impulso para encarar los meses decisivos del proceso, que debería culminar -según las intenciones de los secesionistas- con la celebración de un referéndum sobre la independencia.

A poco menos de cinco meses para la fecha de la consulta, que Puigdemont ha avanzado esta semana que anunciará a finales de julio, el secesionismo civil aprieta sus filas, llama a los suyos a la movilización permanente y advierte al Estado de que no está dispuesto a dar marcha atrás. La influyente Asamblea Nacional Catalana (ANC), actor clave del proceso catalán, protagonista de las manifestaciones del 11-S y lobby que aglutina a la sociedad civil, celebró ayer su asamblea anual, en la que lanzó un mensaje a Mariano Rajoy y otro a Carles Puigdemont. Al Gobierno central le avisó que cientos de miles de catalanes no se van a rendir en su objetivo de crear un Estado catalán y a la Generalitat le dejó claro que las plataformas soberanistas no aceptarán medias tintas: ni consultas como el 9-N, ni mucho menos sustituir el referéndum por unas elecciones, como hizo Mas en el 27-S de 2015.

El independentismo presiona para el choque de trenes y para convertir el mes de septiembre en un nuevo octubre de 1934, que adentra a la política catalana en terreno desconocido. La asamblea de la ANC aprobó por unanimidad la hoja de ruta que la entidad prevé aplicar para este año y que se basa en una apuesta firme por el referéndum, diga lo que diga Madrid. La agenda de la plataforma soberanista contempla varios escenarios. El primero, el que considera que sería el deseable, prevé la celebración del referéndum sin ninguna injerencia por parte del Gobierno central. Si ganara el sí a la independencia, la ANC instaría a la Cámara catalana a proclamar de inmediato la independencia. Los secesionistas contemplan además que el Gobierno pueda impedir la votación, como así ha anunciado Rajoy, e incluso contempla inhabilitaciones para miembros del Ejecutivo catalán y diputados autonómicos. Si la acción del Gobierno central logra que no haya urnas en el mes de septiembre, la ANC exigirá a la Cámara catalana que declare la independencia de manera unilateral (DUI) y si los diputados no pueden hacerlo pedirá que la proclamación la haga una asamblea de cargos electos, formada por concejales, diputados y senadores en Madrid, eso sí, todos soberanistas y sin ninguna legitimidad legal ni democrática. Un escenario, el de la DUI, que el propio vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, puso semanas atrás sobre la mesa y sobre la que no hay consenso en el independentismo, ya que sectores del PDeCAT la rechazan de pleno. Entre otras razones porque Cataluña estaría declarando la independencia con la mayoría absoluta que Junts pel Sí y la CUP tienen en el Parlamento catalán, pero no tienen una mayoría social, pues en las elecciones autonómicas del 27-S el 52% de la población votó a formaciones no independentistas.

El secesionismo, por tanto, activa toda su maquinaria y avisa de que estará vigilante en la calle. «Si tenemos que dormir a las puertas del Parlamento para que nuestros políticos puedan convocar el referéndum lo haremos», advirtió Jordi Sánchez, presidente de la ANC, que puso sobre la mesa el fantasma de un Maidán -la revolución ucraniana- a la catalana, días después de que la CUP amenazara con paralizar la economía catalana durante una semana para reivindicar el referéndum.

Septiembre, mes clave

Entre las herramientas de presión que tiene la ANC para mantener el desafío con el resto de España están las manifestaciones del 11-S, que este año tratará de que vuelva a ser multitudinaria. Para la edición de 2017, la asamblea quiere convertir en un «estallido de color» el cruce entre paseo de Gracia y la calle Aragón de Barcelona. Una Diada que se celebrará previsiblemente días antes de la fecha del referéndum.

Haya o no votación, el mes de septiembre se espera de alto voltaje. Carles Puigdemont, presente en la asamblea de la ANC, junto a Carme Forcadell, anunció ayer en el cónclave secesionista que en los próximos días trasladará una propuesta de referéndum a Mariano Rajoy, a quien hizo una última llamada a sentarse a negociar. La posición del presidente de la Generalitat es firme: diga lo que diga Madrid, convocará y tratará de celebrar el referéndum. «Habrá fecha y pregunta», aseguró. «Aparte la pereza y los prejuicios y asuma su parte de responsabilidad en la resolución del problema que existe en Cataluña», emplazó a Rajoy. El independentismo, como ya hizo Mas, vuelve a utilizar la amenaza como instrumento de negociación: o el Gobierno central se sienta a hablar para pactar la consulta o puede encontrarse con una DUI, como avisa la ANC y aplauden Esquerra y la CUP.

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