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R. C.
Lunes, 27 de febrero 2017, 00:25
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Barcelona. El Rey aprovechó ayer su primer acto oficial en Cataluña en lo que va de 2017, ante el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para defender la necesidad de una «colaboración leal y generosa» entre administraciones, como la que permite cada año la celebración del Mobile World Congress (MWC) en Barcelona.
En su discurso durante la cena inaugural del congreso, que este año espera superar los 100.000 asistentes, Don Felipe argumentó en catalán que, del mismo modo que es evidente que la cooperación entre el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat y el Gobierno (en este caso el Ministerio de Energía Turismo y Agenda Digital) es una «exigencia ineludible» para la celebración de un evento que se ha convertido en un «verdadero exponente de la revolución que vivimos», es también lo que «facilita e impulsa el crecimiento económico, un mayor crecimiento entre personas y el progreso y bienestar general de la sociedad».
«El reconocimiento de todos -añadió el Rey antes de pasar al inglés para dirigirse al público internacional- hace posible que esta cita de referencia mundial aporte prestigio, reputación y reconocimiento a Barcelona, a Cataluña y al conjunto de España».
A diferencia del año pasado, el jefe del Estado no hizo esta vez referencia a la necesidad de respetar «las normas». Poco ha cambiado la intensidad del desafío secesionista, pero el Gobierno de Mariano Rajoy apuesta ahora por un tono más centrado en la necesidad del diálogo.
La cordialidad marcó, por otro lado, el saludo entre Puigdemont y el Monarca al llegar al Palau de la Música, acompañado de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.
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