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El Supremo condena a cuatro años de cárcel a un hombre por abusar de su sobrina menor

Además deberá abonar a la víctima de 13 años, en concepto de responsabilidad civil, 9.000 euros, más los correspondientes intereses

EUROPA PRESS

Lunes, 7 de noviembre 2016, 18:58

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El Tribunal Supremo ha condenado a un hombre a cuatro años de prisión por un delito continuado de abuso sexual hacia su sobrina política de 13 años, tras no admitir un recurso de casación interpuesto por el condenado y confirmar la condena emitida por la Audiencia Provincial de Huelva contra este hombre.

Según reza en la sentencia del Alto Tribunal, a la que ha tenido acceso Europa Press, condena a este hombre a cuatro años de prisión, con la prohibición de comunicar con la víctima y de acercarse a ella a una distancia inferior a 200 metros por un periodo de cinco años, cumpliéndose esta prohibición de forma simultánea a la pena de prisión.

A su vez, le impone el sometimiento a libertad vigilada que se ejecutará con posterioridad a la pena privativa de libertad durante cinco años, así como el abono a la víctima, en concepto de responsabilidad civil, de 9.000 euros, más los correspondientes intereses.

El tribunal considera probado que en la madrugada del 22 de octubre de 2013, el condenado se encontraba pasando la noche en la misma habitación que la víctima, nacida en 1999, en el domicilio de ésta en Huelva, y ambos ocupaban camas separadas, momento en el que éste "aprovechó que la menor dormía para acercarse a ella y tocarle sus genitales, llegando a introducirle un dedo en la vagina, lo que provocó que ésta se despertase".

Durante el juicio, el condenado aseguró que "cuando pretendía salir de la habitación, tropezó y fue a caer sobre la víctima", circunstancia que al tribunal "no le resultó creíble, pues es imposible confundir una caída accidental sobre una persona con la prolongación de unos tocamientos".

No obstante, el tribunal considera que "incrementa más la credibilidad de su testimonio, a diferencia de lo que opina el recurrente, el hecho de que la menor intentara solicitar la píldora del día después a su amiga. Es cierto que manifestó inicialmente que lo hizo porque estaba nerviosa, pero luego precisó que sintió miedo porque hubiera pasado algo más mientras dormía, hasta que se despertó, y pudo constatar la introducción de los dedos", concluye el Supremo.

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