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CAMINO DE IMPOTENCIA

La izquierda abre un periodo largo de descomposición y recomposición sobre los escombros del PSOE y los materiales dispares que se amontonan en Podemos

JOSÉ ANTONIO GÓMEZ YÁÑEZ - CONSULTOR POLÍTICO. UNIVERSIDAD CARLOS III

Viernes, 30 de septiembre 2016, 00:39

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Lo irreal del movimiento de los dirigentes regionales del PSOE es que muestra que no saben en qué país viven. Esto de dimitir más de media ejecutiva es habitual en las agrupaciones del PSOE para desplazar secretarios generales. Esas tropelías locales pasan desapercibidas, pero no se pueden traer a escala nacional. No se puede perder el decoro. Los impulsores no son conscientes de la imagen de deslealtad y rotura de sus reglas del juego que transmiten. Lo hacen con Podemos a un 1,5% de los votos. Es suicida.

Todo esto se originó tras la derrota de las europeas en 2014. Rubalcaba dimitió pero en vez de aguardar seis meses y convocar un congreso para que el PSOE recapacitara sobre su nueva situación tras la aparición de Podemos, concibió la idea de que los afiliados eligieran a su sucesor. Es posible que en el PSOE pensaran que mágicamente hallarían así otro mirlo blanco que les ganara elecciones sin pensar o trabajar demasiado. Apoyado por cuadros promocionados por Pepe Blanco, que sustentaron antes a Rubalcaba, arropado por presuntos acuerdos nunca aclarados, ganó Sánchez. Acumuló tal capital de legitimidad que destituyó secretarios generales regionales, nombró a su ejecutiva e impuso sus iniciativas. Poco a poco, quienes se sentían sus acreedores, porque pensaban que le habían dejado paso, reclamaban que les tuviera en cuenta, alguna insinuó que la dejara ser candidata a la presidencia del Gobierno. Sánchez, naturalmente, impuso su criterio. Desde entonces el ruido no cesa.

Lo peor es que quienes han desencadenado esto no han dicho, desde las elecciones de diciembre, cómo resolverían el dilema del PSOE. ¿Dejarían gobernar al PP a cambio de acuerdos de programa que nunca han enunciado, amagarían una negociación con Podemos para arrebatarle parte de sus votantes e ir a otras elecciones, o irían a un gobierno con Podemos y los nacionalistas?

Sólo cabe pensar que no confiaban en ganar la votación del parlamento interno (Comité Federal) del PSOE el sábado. Anticipándose, han destrozado al PSOE. Nadie ha dado una rueda de prensa para hacerse cargo de los platos rotos.

Esta guerra sorda aboca al partido hasta ahora eje de la izquierda a elegir entre una salida cesarista, que gravite sobre un líder carismático (así lo querrán ver los cuadros socialistas que queden) o consumirse como una coalición de partidos regionales del sur de España. La izquierda abre un periodo largo de descomposición y recomposición sobre los escombros del PSOE y los materiales dispares que se amontonan en Podemos. O sea, de impotencia.

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