EL VACÍO SONORO

Lo más grave del vacío de poder es que siempre lo ocupan gentes que pasaban por allí y que se sienten más cómodas al variar de postura. Nuestro Ortega y Gasset decía que el mando debe ser un anexo de la ejemplaridad. Antes que él, Montaigne había advertido que por muy alto que sea el trono, siempre hay que sentarse sobre el propio culo, pero los pueblos son como niños y lo que más les atrae es la desobediencia. Los llamados antisistema reclaman una «desobediencia frontal» al Estado a cambio de no reventar las cuentas de la Generalitat. Hay que tener mucha calma para ver en qué queda esto, pero no tanta como la que tuvo el público del incendio que permaneció sentado en su butacas cuando se propagó el fuego y todos murieron carbonizados. Saber aguardar es un arte, sobre todo cuando se espera la victoria y se convierte a Venezuela en el gran tema de seguridad nacional, como ha hecho Rajoy. En su opinión, ese país hermano es tan amenazante para nosotros como el islamismo y la inmigración. Ayer se reunió el Consejo de Seguridad Nacional para analizarlo. Junta de médicos. Sólo se oyen rumores.