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CAMBIAR DE OPINIÓN

MANUEL ALCÁNTARA

Jueves, 28 de junio 2018, 12:17

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Las variaciones de criterio sólo afectan a las personas que tienen elaborada alguna norma de conducta, pero dejan en absoluta libertad a las que no han construido ninguna. Habitualmente se dice que rectificar es de sabios, pero eso no impide que una mayor sabiduría asista a los que no tienen que rectificar nada. A los primeros se les acusa de descontentos y frívolos, pero a los otros de inmovilistas y fósiles. Cuando un orador empieza su enérgica parrafada diciendo que él creía hace cincuenta años lo mismo que cree ahora, mucha gente sospecha no que sea un inmovilista, sino que es un mueble. La fidelidad a unos principios no debiera confundirse con la persistencia ante el error, pero quienes los abandonan según el viento que corre son fácilmente confundibles con los innumerables farsantes que han hecho del sublime arte de la política, que es organizar la convivencia, la artimaña de garantizar su permanencia. En las elecciones generales del pasado 20 de diciembre, que van a reproducirse el 26 de junio próximo, no está seguro el resultado porque los ciudadanos no tienen seguridad en a quiénes van a votar. ¿Han cambiado de opinión o son sus partidos los que cambiaron la suya? La confusión llega al punto de que hay mucha gente que dice que no sabe ya que si es de los nuestros o de los otros, pero empieza por ignorar de quién es él. Su decisión será de ultimísima hora, cuando se les eche el tiempo encima, dispuesto a aplastarnos a todos con su peso aritmético.

La duda, que es un estado de balanceo de ánimo si se prolonga, engendra más dudas y sobre todo acaba mareándonos. Los poetas románticos, que pueden nacer en cualquier época, más o menos alejada del llamado romanticismo, decían que es hermoso dudar entre dos caminos y escoger el doloroso. Yo no le veo la gracia, la verdad. Alguien que fue discípulo de Ortega y Gasset me contaba que él decía algo que nunca dejó escrito hablando de un miembro del alto clero: «Si será bruto ese cardenal, que jamás ha dudado de la existencia de Dios».

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