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Uno de los arrepentidos que declaró ayer en una imagen captada en la sala de prensa del juicio. :: efe
Tres arrepentidos del 'caso Nóos' se ensañan en su testimonio con Urdangarin

Tres arrepentidos del 'caso Nóos' se ensañan en su testimonio con Urdangarin

Ex altos cargos de Matas confiesan que recibieron «órdenes directas» para contratar con el marido de la infanta Cristina al margen de la ley

MELCHOR SÁIZ-PARDO

Jueves, 11 de febrero 2016, 00:30

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Se esperaba que pusieran a Iñaki Urdangarin contra las cuerdas, pero no tanto. El carrusel de arrepentidos de la trama balear del 'caso Nóos' se ensañó en la sesión de ayer con el cuñado de Felipe VI. Uno tras otro insistieron en que todo estaba amañado. En que Jaume Matas dio «órdenes drásticas y directas» de adjudicar al marido de la infanta Cristina por ser quien era. Así, el Instituto Nóos empezó a trabajar para la administración autonómica gracias a simples «contratos verbales» sin soporte legal alguno. Al final, por ese sistema de adjudicación a dedo y a medida, Urdangarin y Diego Torres se llevaron 2,5 millones del erario público de las islas.

Ayer declararon tres de los altos cargos del Gobierno autonómico de Matas pertenecientes a los dos departamentos que libraron los fondos para Nóos: Gonzalo Bernal García, exgerente de la Fundación Illesport; Miguel Ángel Bonet, exasesor jurídico del Instituto Balear de Turismo (Ibatur), y Juan Carlos Alia Pino, exgerente de Ibatur.

Los tres han llegado a una suerte de prepactos con la Fiscalía Anticorrupción para rebajar las peticiones de penas de hasta trece años de cárcel a cambio de sus confesiones. Al menos, Bernal y Bonet cumplieron sobradamente.

«La elección de Nóos fue porque detrás estaba la persona de Iñaki Urdangarin». «Era una contratación irregular. La instrucción que teníamos era contratar a Nóos y tuvimos el problema de que había que hacer licitación pero ya había un acuerdo verbal», explicó sin reparos Bernal, abundando en la idea de que la supuesta fundación sin ánimo de lucro fue beneficiada porque al frente de la misma había una persona de la Casa Real.

Una riada de millones para Urdangarin sin que hubiera siquiera posibilidad de discutir la cantidad, como ya reveló en la sesión de lunes el exdirector de Deportes balear, 'Pepote' Ballester. «El precio me vino impuesto. No se negoció en ningún momento el importe del convenio», admitió Bernal antes de reconocer que muy probablemente Nóos no hubiera sido elegida compitiendo en un concurso público.

Si contundente fue Bernal en sus respuestas al interrogatorio, más aún lo fue Bonet, el único preso de este proceso por una condena anterior de desvió de fondos. El asesor jurídico que desde el Gobierno balear que tenía que haber parado los pies a Matas con sus desmanes para favorecer a Urdangarin saltándose la legalidad, no solo tiró de la manta, sino que además hizo acto de contrición público. «Quiero aprovechar para pedir perdón porque debería haberme opuesto a la contratación verbal (de Nóos). Fue un error gravísimo por el que pido perdón; debería haberme opuesto aun a riesgo de ser despedido. No lo hice y me arrepiento tremendamente».

Y tras el arrepentimiento, la confesión. El abogado habló de cómo el Gobierno balear se esmeró en dar «apariencia legal» a sus adjudicaciones irregulares del patrocinio del equipo ciclista Illes Balears a favor de Nóos. «Era una cosa ordenada, hecha. Y sin posibilidad de discusión. No había expediente. Simplemente estaba la orden. No había posibilidad de discusión ni a plantearse absolutamente nada», insistió el letrado.

Venía de Presidencia

Bonet rememoró la situación de sumisión que impuso el propio Matas en la contratación con la empresa del yerno del entonces jefe del Estado contra viento y marea. Adjudicar a Urdangarin eran «ordenes drásticas y directas» que «venían de Presidencia». Y desde luego, nadie se atrevía a desobedecerlas. «Existía la consigna férrea de que todo lo que venía de Presidencia no se discutía», admitió con cierto punto de vergüenza. Quizás incluso de arrepentimiento.

«La idea que yo recibí es que ese contrato (el del equipo ciclista a favor de Nóos) se hacía porque estaba el señor Urdangarin y por ser quién era», apostilló. «El presidente había ordenado contratar el patrocinio ciclista porque estaba auspiciado por la empresa de Urdangarin».

Con estas últimas palabras, Bonet completó su confesión, siguiendo el guión exacto que quería el fiscal Pedro Horrach para poner en la peor situación posible a Iñaki Urdangarin.

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