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El gendarme herido en la persecución de dos miembros de ETA recibe el ánimo de un compañero.
Los últimos disparos de ETA

Los últimos disparos de ETA

Gómez está acusado de ser el autor material del balazo cerca del corazón del agente en abril del 2011, la última vez que un etarra abrió fuego

FERNANDO ITURRIBARRÍA

Domingo, 26 de julio 2015, 00:36

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Fueron los últimos disparos en la historia de ETA. Con la buena puntería de que hirieron a un gendarme. Y la mejor suerte de que la bala se alojó bajo la clavícula izquierda sin dañar el corazón. Los tiroteos se produjeron en carreteras provinciales del centro de Francia en 2011, seis meses antes del cese oficial de los atentados. La jueza antiterrorista de París Laurence Le Vert acaba de cerrar el sumario por aquellos hechos con la conclusión de que los tiros fueron a matar. En consecuencia, ha ordenado juzgar por tentativa de homicidio voluntario a Oier Gómez Mielgo 'OGM', acusado de ser el autor material del balazo, e Itziar Moreno Martínez 'Hodei', su acompañante en la huida hacia delante por la vía muerta de la violencia.

El 9 de abril del 2011 una patrulla de la Gendarmería había instalado un control rutinario en el centro de Vallières, un pueblo del departamento de Creuse (región de Limusín). Hacia las cinco de la tarde apareció un automóvil Ford C-Max con una pareja a bordo. El subteniente Michel Choulot les hizo signos ostensibles para que se detuvieran. Como la conductora, que circulaba a unos 40 kilómetros, no redujo la velocidad, tuvo que apartarse para no verse arrollado.

La patrulla salió en persecución de los fugitivos por sinuosas carreteras rurales. En un momento dado el agente Olivier Bonjean, que conducía el coche patrulla con las sirenas luminosas y sonoras encendidas, vio que el pasajero del monovolumen se desabrochaba el cinturón de seguridad y pasaba al asiento trasero. Observó que el hombre se asomó por la venta trasera izquierda mirando en su dirección y oyó tres chasquidos que no identificó.

Poco después, cuando el coche patrulla ya se había acercado a unos 30 metros, el copiloto repitió la operación. Esta vez el gendarme vio que lo apuntaba con un arma y disparaba tres tiros antes de quedar en su punto de mira. Entonces escuchó un ruido, sintió un escozor y constató que había sido herido de bala en el hombro izquierdo, debajo de la clavícula, muy cerca del corazón.

El disparo, séptimo u octavo de la serie, perforó el parabrisas. Los gendarmes, que no llevaban puestos sus chalecos antibalas, cesaron la persecución sin llegar a hacer uso de sus armas.

Desencadenado el plan Autour (operación jaula), una patrulla de la Gendarmería se situó en un cruce de carreteras a las afueras de Meymac, a 30 kilómetros al sur del lugar de los tiroteos. A las 17.35 horas apareció el coche de los fugitivos, que aceleraron y se saltaron el control.

La gendarme conductora, Alexandra Kafanke, explicó que rodó a más de 150 kilómetros por hora para atraparlos. A los diez minutos, vio al pasajero desplazarse en el monovolumen, sacar un brazo por la ventanilla trasera izquierda y apuntar con un arma en su dirección. Escuchó cuatro o cinco estampidos y dos impactos en su coche.

Huida campo a través

Los gendarmes no usaron sus armas porque los disparos se produjeron a la altura de la estación de Jassoneix y había gente en el apeadero. Ralentizados por una rueda pinchada, observaron a los sospechosos detenerse más adelante, saltar del Ford C-Max abandonado en la cuneta y huir a través de un bosque. El coche de los militares tenía alojados un proyectil en la rueda delantera izquierda y dos en el faldón frontal a unos 80 centímetros del suelo.

Al día siguiente, un habitante de Croze (Creuse), distante una quincena de kilómetros de Vallières, comunicó haber visto a la pareja sospechosa. Una patrulla de la Gendarmería la localizó caminando a pie por la carretera que conduce a Felletin (Creuse). Oier Gómez (Vitoria, 1983) fue detenido allí a las 10.45 horas tras el disparo disuasorio de un agente ante su amago de sacar el arma que llevaba a la cintura. Itziar Moreno (Bilbao, 1982), que se dio a la fuga campo a través, fue arrestada a las 11.20 en Felletin.

La mujer iba armada con una pistola semiautomática Smith&Wesson del calibre 11.43 que no había sido utilizada recientemente. La pistola Smith&Wesson del calibre 9 mm. Parabellum que portaba Gómez había disparado el proyectil extraído del hombro izquierdo del gendarme herido, la bala incrustada en un árbol cerca del coche patrulla y un casquillo encontrado en la calzada. La misma arma había percutido los cinco proyectiles y casquillos recuperados en el segundo tiroteo.

La reconstrucción judicial de los hechos, en la que los acusados se negaron a participar, las versiones de los gendarmes, los testimonios coincidentes de los testigos, los análisis balísticos y los informes periciales sostienen la imputación de tentativas de homicidios voluntarios sobre militares de la Gendarmería en el ejercicio de sus funciones. Al estar agravado por las circunstancias de haberse cometido en banda organizada y en relación con una actividad terrorista, el cargo está penado con hasta cadena perpetua en la legislación francesa.

La acusación tiene en cuenta el número de detonaciones, la localización de la herida del gendarme, cerca de un órgano vital, y el ángulo de tiro en el sentido inverso a la marcha del coche patrulla. También toma en consideración que el agresor pasó a la parte trasera de su automóvil y apuntó a su objetivo mientras la conductora adaptaba la conducción al comportamiento del pasajero desacelerando para dejar que el vehículo de los militares se aproximara.

Michel Choulot (Champagnole, 1962), Jean-Philippe Hamba (Alès, 1966), Alexandra Kafanke (Tourcoing, 1972) y Olivier Bonjean (Clermont-Ferrand, 1981), los cuatro gendarmes tiroteados, se han personado para ejercer como partes civiles en el juicio, todavía sin fecha, ante el Tribunal Especial de lo Criminal de París.

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