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Susana Díaz traslada a Madrid su enfrentamiento con Pedro Sánchez

La presidenta andaluza se mueve para impedir que el secretario general del PSOE se haga con el socialismo madrileño

PAULA DE LAS HERAS

Lunes, 6 de julio 2015, 00:30

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Pedro Sánchez ganó. No habrá primarias para elegir al candidato del PSOE a las generales porque nadie más dio el paso de presentarse y quienes lo hicieron, cuatro desconocidos, no lograron más que un puñado insignificante de avales. Pero la guerra interna entre el secretario general y Susana Díaz sigue abierta y ha encontrado un nuevo cauce en el ámbito más inesperado: el congreso extraordinario que el Partido Socialista de Madrid celebrará el próximo 31 de julio para elegir al sustituto del defenestrado Tomás Gómez. En condiciones normales, el proceso no habría pasado de ser una pugna de interés casi exclusivamente regional, pero ambas partes son conscientes de que esta vez hay algo más en juego.

Sánchez ya ha trasladado a su círculo de afines que, ocurra lo que ocurra en las próximas elecciones generales, él tiene intención de seguir siendo secretario general. Ese elemento es clave para entender por qué decidió, de la noche a la mañana, convocar el congreso del PSM, en pleno verano, cuando lo que se había trasladado al partido era que la gestora que presidía Rafael Simancas desde que se fulminó a Gómez iba a prorrogar su mandato hasta después de las generales. O sea, que se esperaría al congreso ordinario para elegir al nuevo líder regional. Ni siquiera en su propia ejecutiva esperaban otra cosa.

El que golpea primero golpea dos veces y en Ferraz pensaron que de ese modo, cogiendo a todo el mundo por sorpresa, tendrían mayores posibilidades de garantizarse un cierto control de una de las federaciones tradicionalmente más díscolas del partido, una eterna jaula de grillos, pero también una pieza sustancial en cualquier batalla de poder debido a su tamaño. Con alrededor de 15.000 militantes, es la cuarta en peso numérico tras Andalucía, Cataluña y Comunidad Valenciana, que está liderada por un afín a Díaz, el ahora presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Así que conviene tenerla amarrada.

Esa lectura es la que, según fuentes del partido, hizo saltar de su asiento no sólo a la líder de los socialistas andaluces sino a todos los que la tienen como referente interno, mantienen una actitud crítica hacia Sánchez y consideran que hay que ir preparando el terreno ante su eventual fracaso en los próximos comicios. Un grupo en el que entran actores como el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero -que ya intentó convencer, sin éxito, a Eduardo Madina para que se presentara ahora a las primarias para ser candidato a La Moncloa-, el propio diputado vizcaíno, el exvicesecretario general del PSOE, José Blanco, Carme Chacón o el aniquilado Gómez.

Cada uno en su ámbito de influencia ha movido sus hilos para dar la máxima proyección a la candidatura alternativa a la del aparato federal. Si la dirección ha lanzado a la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, ellos dedican sus recursos a apoyar al joven diputado regional Juan Segovia, que se ha encontrado inmerso, como la propia Hernández, en una guerra con derivadas que lo trascienden.

Acusaciones mutuas

El primer asalto de este nuevo episodio concluye el viernes, el día en el que se han de presentar los cerca de 1.500 avales necesarios para poder concurrir a las primarias que tendrán lugar el día 25. De un lado y de otro se acusan ya de presiones a los secretarios generales de las agrupaciones madrileñas que son quienes tienen mayor capacidad de influencia directa en los militantes. De momento, la dirección del partido tiene de su lado a un importante grupo de alcaldes, como los de Alcalá de Henares, Móstoles y Fuenlabrada.

Segovia ha recibido el apoyo del exalcalde de Madrid y expresidente de la federación, Juan Barranco, las exministras Matilde Fernández y Cristina Narbona o el exministro Valeriano Gómez, además de representantes de Izquierda Socialista. A priori, Hernández cuenta con mayor poder orgánico. Pero nadie se atreve a dar por hecha su victoria porque el Partido Socialista de Madrid no es un dechado de cohesión interna.

El caso es que, como gráficamente describe un peso pesado del PSOE, con la convocatoria de este congreso se ha roto «la paz de los cementerios» lograda por la ausencia de rivales en las primarias a generales. Ahora el papel de Díaz es, en todo caso, más limitado del que habría podido ser en unas elecciones de ámbito nacional. Pero quien juega en su campo asegura que está implicada, «anima la batalla y ha puesto en marcha a mucha gente».

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