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La secuencia de los hechos.
Tres policías locales de Avilés, imputados por una detención ilegal para dar un escarmiento

Tres policías locales de Avilés, imputados por una detención ilegal para dar un escarmiento

Están acusados de retener a un hombre en una nave abandonada, hacerle fotos y amenazarle de muerte

Alberto Santos

Jueves, 14 de mayo 2015, 08:42

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El Juzgado de Instrucción Número 5 de Avilés instruye la causa contra al menos tres agentes de la Policía Local a los que se les imputan los delitos de detención ilegal, amenazas y contra la integridad moral de un vecino de Corvera, cuyo nombre responde a las iniciales C. M. S., al que supuestamente quisieron darle un escarmiento tras acusarle el hijo discapacitado de otro policía de haberle hecho proposiciones sexuales en la parada de autobús de la calle Llano Ponte. La Policía Nacional fue la que puso los hechos en conocimiento del juzgado tras analizar la forma de actuar de los policías locales cuando condujeron a Comisaría al detenido, que inmediatamente denunció haber sido víctima de una detención ilegal y de amenazas de muerte.

Los hechos se remontan al mes de mayo de 2014. Según la denuncia realizada por la madre del joven, que tiene una minusvalía psíquica reconocida del 65%, pero que no está incapacitado, su hijo se encontraba el día 29 de ese mes en la parada de autobús de Llano Ponte, momento en el que se le acercó C. M. S., le quemó la cazadora con un cigarrillo y le tiró éste a la capucha de su prenda de ropa, para posteriormente decirle: «Te doy diez euros si me chupas la trompa». Y acto seguido se fue.

C. M. S. negó luego esa versión ante la Policía Nacional. Según su relato, el episodio del cigarrillo no fue el día 29 de mayo, sino el «22 ó 23», cuando supuestamente le cayó accidentalmente su cigarrillo en la chaqueta del chico, pidiéndole disculpas «sin más problemas», lo que habría aceptado el joven. Según su relato, siguió encontrándose allí con él en días posteriores. Su declaración en la Comisaría avilesina relata que el día 30 de ese mismo mes de mayo de 2014 se encontraba como todos los días a las 18.50 horas en la misma parada de autobús de Llano Ponte para coger un autobús con destino a su trabajo en Gijón. Allí pudo observar que dos miembros de la Policía Local de Avilés se acercaban a la parada «y unos pasos más atrás aparecían el chico con el que había tenido el incidente del cigarrillo acompañado de una mujer, quedando estas cuatro personas a unos tres metros a mi izquierda, manteniendo una conversación».

Acto seguido, los dos policías locales se acercaron a C. M. S., mientras que el chico y la mujer, que después supo que era su madre, se quedaban apartados en actitud de observación. Los agentes le indicaron que debía acompañarles porque estaba detenido, que el motivo era haberle quemado la cazadora a un chico.

El detenido fue introducido en un coche policial, donde, según su versión, fue increpado por el conductor, que comenzó a amenazarle e insultarle. El coche se dirigió entonces a una nave abandonada que el detenido situó en su denuncia ante la Policía Nacional junto a la gasolinera de la avenida de Gijón, en la zona de Divina Pastora, donde hasta hace unos años se ubicaba el depósito de vehículos de la grúa y el almacén municipal.

Una vez allí, los dos agentes, «junto a un tercero que se acercó en una moto de la Policía Local», le colocaron contra la pared de la nave abandonada y uno de ellos comenzó a hacerle fotos frontales y laterales con un teléfono móvil. Según su denuncia, habrían permanecido en la nave durante un periodo aproximado de 15 minutos.

Traslado a comisaría

Posteriormente, fue conducido en el vehículo policial a la Comisaría de la Policía Nacional de Avilés entre «amenazas de muerte e insultos durante todo el trayecto». Según su denuncia, una vez en la Comisaría fue custodiado durante una hora en un cuarto habilitado por dos de los policías locales que lo habían retenido en la nave abandonada. En un momento de esa custodia, asegura que un cuarto policía entró en el cuarto y le dijo que era el padre del chico al que le había quemado la cazadora y que «si quería, que se la chupara a él». C. M. S. asegura que intentó explicarle el incidente del cigarrillo pero que el agente estaba «fuera de control», hasta el punto de intentar agredirlo, aunque fue reducido por la fuerza por sus compañeros. También se personó un quinto policía, que repitió las amenazas y los insultos.

Tras ese episodio, apareció en el lugar un agente de la Policía Nacional para tomarle declaración, denunciando entonces la detención ilegal, los insultos y las amenazas. La Policía Nacional inició de inmediato una investigación, en la que pudo constatar la verosimilitud de la denuncia del hombre, al que llegaron a acompañar a la nave abandonada en la que supuestamente fue retenido. Además, también se hace constar ante el Juzgado de Instrucción Número 5 que fueron identificados cinco policías locales y que la madre del chico apareció en Comisaría para denunciar el episodio del cigarrillo y las supuestas proposiciones deshonestas en el mismo momento en el que el detenido fue trasladado a las dependencias de la Policía Nacional por los agentes de la Policía Local, lo que lleva a concluir que se encontraba en comunicación directa con esos agentes.

Además, en su declaración, la mujer no hizo mención a lo que sucedió en la parada de autobús cuando fue detenido C. M. S., pese a que, según se pudo constatar, ella misma fue testigo junto a su hijo. Las pesquisas de la Policía Judicial de la Policía Nacional, con la colaboración de la Jefatura de la Policía Local, también permitieron confirmar la localización de los vehículos policiales en la nave abandonada el día y la hora que declaró el denunciante, así como la recuperación de las fotografías realizadas con sus móviles por los agentes, a pesar de que habían intentado destruir los terminales.

En el auto de imputación de los dos primeros agentes que realizaron la detención (aunque, según ha podido saber este periódico la imputación alcanza también a un tercer policía local y podría incluso implicar a un cuarto agente), el juez dice que que «según se infiere de lo relatado de oficio, una vez que compañeros del padre -del chico- tuvieron conocimiento de que éste había narrado una supuesta proposición para mantener relaciones sexuales por parte de C. M. S., decidieron darle un escarmiento, procediendo a su identificación en la parada del autobús, para llevárselo seguidamente detenido a un lugar apartado donde le amedrentaron y tomaron fotografías, presentándolo después en la Comisaría de la Policía Nacional por una negativa a identificarse hallándose implicado en algún hecho punible no especificado».

Según el magistrado, los hechos descritos «revisten la apariencia de varios delitos: detención ilegal, amenazas y contra la integridad moral». Se basa en su auto en el relato «coherente y detallado» que efectúa el afectado; la «concordancia» de su relato con las diligencias policiales; las circunstancias en las que fue presentado ante la Policía Nacional, «no constando la confección de atestado alguno por la Policía Local (...), ni qué específicas circunstancias relativas al orden público justificaban su necesidad de identificación, o en qué supuesto delito o falta se hallaba implicado». También sospecha «fundadamente» de la conexión entre la adre del chico y los agentes que detuvieron a C. M. S.

Este proceso, en fase avanzada de instrucción, se desarrolla de forma paralela a la denuncia presentada por la familia del joven por las supuestas proposiciones deshonestas que le habría hecho C. M. S. en la parada del autobús.

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