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MELCHOR SÁIZ-PARDO
Sábado, 25 de abril 2015, 00:56
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«No tenemos datos para afirmar que estemos ante un asesino en serie». Esas palabras del comandante jefe de la Compañía de Majadahonda, Julián Martínez Power, son casi la única certeza del ya denominado caso de la 'casa de los horrores', una investigación que, a pesar del ingente esfuerzo de un centenar de agentes, sigue complicándose y continúa llena de incógnitas.
La única buena noticia que los investigadores pudieron dar ayer en la esperada y multitudinaria rueda de prensa para explicar las novedades del caso (una vez que el juzgado ha levantado el secreto del sumario) fue que la Guardia Civil, tras dos semanas de gestiones, ha logrado localizar sanos y salvos a los seis anteriores inquilinos de la vivienda del número 6 de la calle de La Sacedilla de Majadahonda, la casa en la que supuestamente fue asesinada, descuartizada y, posiblemente triturada, la argentina Adriana Gioiosa, de 55 años, a manos de su casero, el español Bruno H. V., de 32.
Los inquilinos, muchos procedentes de Suramérica, o bien habían vuelto a sus países de origen o bien se habían trasladado a otros municipios, según los investigadores.
Descartado que los anteriores inquilinos hubieran corrido la misma suerte que Gioiosa, la Guardia Civil insistió en que no se puede hablar de un asesino en serie. Es más, según Martínez Power el objeto de la investigación sigue siendo por «desaparición» y no por homicidio. Sin pista alguna del cadáver de Gioiosa no se puede hablar aún de asesinato, como tampoco la Guardia Civil quiere hablar de homicidio en el caso de Lidia H.F., tía del arrestado, y de la que no se sabe nada desde hace cuatro años.
Sobre la inquilina, la delegada del Gobierno, Concepción Dancausa, y los mandos de la Guardia Civil se limitaron a confirmar los datos ya conocidos. Que la sangre y los vestigios orgánicos encontrados en la trituradora de grandes dimensiones hallada en la casa de Majadahonda son efectivamente de Adriana Gioiosa, tal y como han confirmado las pruebas de ADN realizadas por Criminalística, comparando esos restos con las muestras facilitadas por el hermano de la víctima.
Y poco más. Que se han hallado más restos orgánicos en el coche de la ciudadana argentina, que el supuesto asesino se llevó a su casa de Móstoles; que en la segunda inspección de la vivienda de Majadahonda se localizaron más restos de sangre; y que también se han recopilado 22 pruebas (entre ellas dos muestras de sangre) en la finca de Santa Cruz de la Zarza (Toledo) que pertenece a Lidia H.F., y que fue registrada a conciencia el jueves. Todo ello a expensas de conocer si las pruebas genéticas confirman que provienen de la mujer suramericana.
Ni rastro
Pero ni rastro de Adriana Gioiosa ni de su cadáver. La Guardia Civil sigue convencida, aunque sin «certezas científicas», de que a principios de mes Bruno H. V. mató a su inquilina, que la descuartizó en la bañera, que trató de triturarla en la picadora de su garaje y que tiró los restos a varios contenedores de Majadahonda. Sin embargo, la búsqueda en el vertedero de la localidad de Pinto, donde son trasladados los desperdicios de Majadahonda, ha sido hasta el momento infructuosa. Los expertos creen que hay que remover cerca de 20.000 toneladas de residuos.
También infructuosos han sido todos los intentos por encontrar a la tía del supuesto asesino. Bruno H. V. sigue manteniendo que en 2011 la mujer, de 60 años, se marchó a vivir a una residencia de Ávila (cuyo nombre dijo no recordar), dejándole en usufructo la casa de Majadahonda, pero nadie ha podido confirmar tal extremo. Tras diez días de rastreo intensivo por todas las residencias de España, la Guardia Civil no ha podido dar con el paradero de esta segunda mujer.
Más inquietante es el hecho, confirmado hoy por los investigadores, de que la mujer no consta fallecida en el registro. De hecho, en su cuenta corriente sigue recibiendo puntualmente el ingreso de su pensión, pero en los últimos cuatro años no ha retirado ni un solo euro de ese depósito.
«Nadie puede vivir del aire. Y menos una persona cuyo único ingreso es su pensión», afirman de manera extraoficial los mandos de la investigación. Ellos apuntan cada vez con más fuerza a que la tía del supuesto asesino puede estar muerta. Y no descartan que Bruno H.V. tenga que ver con el fallecimiento («desaparición» en términos oficiales) de la anciana. «Pero no hay confirmación ninguna de nada», insisten en la Comandancia de Madrid.
Sin el cadáver de la primera presunta víctima y sin saber siquiera saber si la presunta segunda víctima está viva o muerta, el caso de la 'casa de los horrores' de Majadahonda oficialmente sigue siendo una investigación por «desaparición» de una o dos mujeres. Y el sumario, a pesar de haberse levantado el secreto, sigue plagado de incógnitas. Cada vez más.
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