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Mariano Rajoy e Ignacio González, el pasado 27 de enero, conversan durante un acto institucional en Fitur, la feria anual del turismo.
Rajoy intenta sacudirse la sombra de la corrupción en Madrid

Rajoy intenta sacudirse la sombra de la corrupción en Madrid

El jefe del Ejecutivo se desentiende y deja solo a Ignacio González mientras el presidente madrileño reitera su voluntad de ser candidato

NURIA VEGA

Miércoles, 4 de marzo 2015, 00:47

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Los deseos de Ignacio González de ser candidato a la Comunidad de Madrid crecen a medida que sus posibilidades se derrumban. Las sospechas sobre si intentó silenciar el caso de su ático en Marbella y sus acusaciones de «chantaje» a dos comisarios policiales le han colocado en un callejón sin más salida aparente que la de no encabezar la lista del PP. Más aún cuando el partido busca a la desesperada dejar atrás la pesadilla de la corrupción antes de las elecciones. Pero el presidente madrileño lejos de cejar, reiteró ayer su voluntad de ser el cabeza de cartel de los populares: «Mi determinación sigue siendo la misma y cada vez mayor ante este ruido mediático». Sus férreas intenciones chocaron, sin embargo, con el muro de Mariano Rajoy en la Moncloa.

El jefe del Ejecutivo tuvo la oportunidad de salir públicamente en defensa de su compañero de filas. Ya lo había hecho en su día con Esperanza Aguirre en otra rueda de prensa similar a la que ayer ofreció junto al presidente de Colombia. En octubre, detenido en la 'operación Púnica' Francisco Granados, hombre de confianza de Aguirre, Rajoy expresó su apoyo a la líder del PP madrileño, de quien recordó que es «un activo muy importante» para los populares. En el caso de González, sin embargo, ni el tono ni el contenido fueron los mismos.

El presidente optó ayer por inventar una fórmula para evitar el respaldo, la de desentenderse de su responsabilidad de nombrar a los candidatos del partido. «Es un tema que hay que preguntar en el PP porque es allí donde se toman las decisiones», zanjó Rajoy desde la sede del Gobierno. En realidad, la elección está en sus manos, y por ahora, González se ha quedado completamente solo.

También en su denuncia de «extorsión» a la Policía, porque mientras el jefe del Ejecutivo se remitió a las explicaciones que dé al respecto el ministerio del Interior, el departamento de Jorge Fernández Díaz recuerda que el episodio de supuesto «chantaje» aconteció cuando el PP «no estaba en el Gobierno». Habrá que esperar a la sesión de control de la próxima semana, en la que el ministro contestará en el Congreso a una pregunta del PSOE sobre este caso. En el balance de la jornada, únicamente quien suena como posible sustituta del presidente de Madrid, Cristina Cifuentes, salió a defender a González, que no es lo mismo que apoyar su candidatura, un asunto del que la delegada del Gobierno asegura no opinar «jamás».

Fuentes del PP dan por «imposible» que González vaya a poder presentarse a las elecciones, aunque entienden que ha hecho lo único que podía hacer, «atrincherarse». Y la estrategia de Rajoy de esperar a que dé un paso atrás, esta vez parece que no funcionará, así que por ahora el conflicto no tiene fácil solución. Si el jefe del Ejecutivo aparta al presidente de Madrid de la carrera electoral, diversas voces dentro del partido advierten sobre la peligrosa cohabitación entre quien ha sido desautorizado y sigue en el Gobierno regional y la persona que se presentará a las elecciones. Por el contrario, si apuesta por González, tendrá que asumir las consecuencias que eso tenga para los populares.

Plaza simbólica

Madrid es una plaza simbólica que puede «contaminar», subrayan dirigentes de la formación, las siglas del PP en caso de que el movimiento salga mal. El partido, de hecho, da por perdido el Ejecutivo de la comunidad. Los populares dudan de que la mayoría que obtengan en los comicios de mayo vaya a ser suficiente para poder gobernar. Pero lo que temen, más allá de la lectura local, es que las sospechas de corrupción y falta de limpieza puedan arrastrar en toda España al PP, que ya ha visto barrida su imagen por los escándalos. Esta semana habrá una nueva opción de salir de dudas. Se reúne el Comité Electoral Nacional, y aunque diversas voces internas interpretan que «este no es el mejor momento para cerrar las candidaturas de Madrid», lo cierto es que el presidente es soberano y gestiona los plazos.

Rajoy tiene sobre la mesa, explican en el partido, «todos los elementos» y alternativas posibles. En los corrillos del PP no sólo se habla de Cifuentes, sino de la consejera de Educación, Lucía Figar, y del portavoz de la campaña, Pablo Casado. Cercano a Aguirre y Aznar e instalado ahora en la dirección, Casado tiene a su favor el poder aunar las diferentes sensibilidades. Algunos de sus compañeros subrayan, sin embargo, que su falta de experiencia en la gestión aconseja esperar algunos años más. Quien parece que se confirma a medida que pasa el tiempo como aspirante al ayuntamiento de la capital es la incombustible presidenta del PP de Madrid, que, discreta estos días e inasequible al desaliento, ansía su vuelta a la primera línea.

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