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Efectivos de la Policía detienen en Melilla el pasado septiembre a un presunto yihadista.
Retornados, temor a la Yihad en España

Retornados, temor a la Yihad en España

Los servicios de Inteligencia tienen los nombres de 39 nacionales y dos centenares de marroquíes vinculados con Ceuta y Melilla que luchan con el Estado Islámico

MELCHOR SÁIZ-PARDO

Domingo, 11 de enero 2015, 00:51

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Nos preocupa el tránsito de esas personas a escenarios de conflicto, pero sobre todo nos preocupa aún más la posibilidad de que algunos de ellos puedan retornar más radicalizados, con una experiencia de estar en conflictos tan brutales como éstos y con más adiestramiento terrorista». Ignacio Cosidó, el director de la Policía, no lo pudo decir más claro el pasado diciembre en una reunión en Canarias con la cúpula de Interpol para valorar el riesgo para Europa de los yihadistas retornados.

Los datos conocidos son «preocupantes», pero aún más inquietantes son las cifras y los movimientos yihadistas que solo se pueden intuir. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco) tienen los nombres de los 70 españoles (de origen marroquí la inmensa mayoría) que han ido en los últimos años a luchar en Siria y en Irak en las filas del Estado Islámico (EI). Los servicios de Interior y Defensa también conocen las identidades de los entre 18 y 20 terroristas procedentes de España que han muerto en combate o en atentados suicidas en el ejército del califa Abu Bakr al-Baghdadi. Conocen -y esto es básico- los nombres de 39 terroristas que aún siguen allí. Saben las filiaciones de los ocho que han vuelto y que han sido detenidos, bien en España, bien en Marruecos.

Tienen sobre la mesa igualmente las fichas de otros 200 marroquíes que combaten en Irak y Siria y que mantienen fuertes vínculos con España por haber vivido en el país (en Ceuta y Melilla, fundamentalmente) o por residir, antes de marcharse al Estado Islámico, en algunos de los cuatro núcleos del norte de Marruecos que se han convertido en el vivero de yihadistas: Nador, Tetuán, Tánger y Fnidek (la antigua Castillejos, colindante con Ceuta).

Cerca de 150 radicales residentes en España y que carecen de antecedentes penales, la mayoría en las dos ciudades norteafricanas, también son objeto de constante seguimiento desde hace meses.

Desconocidos

Pero el problema -explican los mandos del Citco- son los nombres que no se conocen. Los servicios antiterroristas están convencidos de que hay yihadistas que están o han estado en Siria e Irak y que no están fichados. Y ahí está el riesgo. «No necesitan entrenamiento. Saben dónde conseguir las armas. No necesitan órdenes. No forman parte de ninguna estructura. Ni siquiera tienen que constituirse en comando. Basta uno de ellos, a los sumo dos o tres como ha pasado esta semana en París, y ya tienes la yihad en casa», se lamenta uno de los mandos de los servicios de Información. Son -dice este responsable de Interior- la versión «mejorada» de los clásicos «lobos solitarios» de Al-Qaida de hace unos años, porque en realidad, aunque actúan sin compañía y ellos mismos deciden sus objetivos, sí que mantienen contactos con sus responsables en Siria e Irak.

Preocupación, sí. Pero no alarma, dicen machaconamente en el Ministerio del Interior. España está a la vanguardia europea de la lucha antiyihadista. Hay 3.000 funcionarios dedicados día y noche a los radicales, 20 veces más que cuando ocurrió el 11-M. Solo en el 2014 hubo trece operaciones contra redes de captación y cerca de medio centenar de detenidos. Y en ninguna de estas redadas aparecieron armas ni explosivos ni planes 'maduros' para atentar en España. Nada, por ahora.

Menos potente

Es cierto, admiten en la Policía, que estos golpes pueden llamar la atención de los yihadistas sobre España, pero el fenómeno del Estado Islámico, aunque ha calado entre los radicales del país, es mucho más potente en otros estados europeos. Las cifras dan buena cuenta de ello. Frente a los 40 españoles que siguen enrolados en el califato, hay un millar de franceses, unos 600 británicos, 200 alemanes o 250 australianos, de acuerdo con las estimaciones de Interpol. En comparación con el riesgo potencial que suponen esas cifras, la amenaza para España es mucho menor, aunque el «riesgo cero, no existe», afirman en el Citco, máxime cuando 600 terroristas europeos han vuelto a casa en los últimos años, según los datos de Interior.

Preocupan los retornados y preocupan también los 'autoradicalizados', una nueva figura de terroristas nacida de las nuevas tecnologías y que cala también tre las mujeres. Jóvenes, en su mayoría sin arraigo y que no tienen que ser forzosamente musulmanes, que terminan adoctrinándose así mismos a través de las cada vez más abundantes páginas yihadistas puestas en marcha por el cada vez más eficaz aparato de propaganda del Estado Islámico. Los captadores de Abu Bakr al-Baghdadi, a diferencia de la vetusta Al-Qaida, sabe que internet es imprescindible. Y se vuelcan en la red, en todos los idiomas. Los servicios de Información controlan más de un centenar de webs y redes sociales en castellano y dariya (el dialecto del árabe que se habla en el norte de África), la mayoría dirigidas a musulmanes españoles. En ellas presentan una visión paradisíaca de la vida en el califato y llaman a construir en ese paraíso también en Al Andalus. Desde ya.

El Estado Islámico ha creado, incluso, sus 'héroes made in Spain'. Nombres como Nouredin Majdoubi y el ya fallecido Salahedin Ghaitun, quienes hicieron público el pasado julio un vídeo en el que, en castellano, amenazaban a España y llamaban a conquistar la tierra de sus «abuelos». O como el más mediático Mohamed Hamduch, alias 'Kokito' o 'el Matarife', un yihadista de Castillejos que se ha hecho famoso por su obsesión enfermiza de posar en fotografías con las cabezas decapitadas de sus víctimas en Siria.

Nuevos ídolos y nuevos mensajes. Las manidas arengas a recuperar en un futuro abstracto Al Andalus han dado paso en los últimos seis meses a llamamientos a atentar «casi de cualquier manera» en España. Desde atropellos a ataques a policías, pasando por bombas caseras o tiroteos a cualquier institución. «Atacar España, ocurrirá pronto, ya lo verás cuando empiecen a estallar vuestros ayuntamientos y comisarías. Vais a ver lo cerca que estamos de vosotros», escribía el pasado otoño en Facebook, Imad Jibar, uno de los terroristas marroquíes más conocidos del Estado Islámico y el más popular entre los yihadistas hispano-marroquíes.

Sus amenazas y las de otros terroristas como él, dicen mandos de la lucha antiterrorista, por ahora son solo eso, amenazas. Pero, insisten por enésima vez, el «riesgo cero no existe».

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