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El mazo inmisericorde de los tribunales

MATEO BALÍN

Domingo, 26 de octubre 2014, 01:02

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Con el barro llegándole al cuello, la mañana del 21 de mayo del 2013 entraba en la sala de prensa de la Audiencia Nacional un tipo con una gabardina camel que ocultaba un impecable traje a medida de color oscuro, al tono de la corbata con topos celestes, como su camisa. Los zapatos eran negros y brillantes, como su maletín de piel. A ojo, unos 3.000 euros en indumentaria.

Este hombre, exministro durante tres años y presidente autonómico otros cuatro, disertó largo y tendido sobre la comparecencia judicial que acababa de realizar. Un tanto inocente, hasta cierto punto irreal en sus argumentos, estaba claro que aquella mención que una vez le hizo un juez en un auto, «está claro que ha venido aquí a burlarse de los simples mortales», no era gratuita.

Jaume Matas, el político que medró bajo los Gobiernos de Aznar, pasaba por el juzgado de Pablo Ruz para corroborar la rocambolesca historia del sueldo que le pagó el partido cuando dejó la cartera de Medio Ambiente para irse como candidato a Baleares.

Con el exministro amortizado, el vendaval para el aznarismo llegó del flanco económico. Su nombre, Rodrigo Rato. El que fuera el español en un cargo de más peso mundial, presidió el Fondo Monetario Internacional entre 2004 y 2007, volvió a casa para pilotar desde Caja Madrid la configuración de Bankia, nacida de la fusión de siete cajas.

Por la 'caja B' plasmada en los 'papeles de Bárcenas', «apócrifos» para Rajoy, también han declarado como testigos personas de peso en los gobiernos aznaristas, Javier Arenas y Francisco Álvarez-Cascos, ambos exsecretarios generales del PP y vicepresidentes del Ejecutivo.

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