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El presidente del Gobierno saluda a Pedro Sánchez antes de su primer y cortante cara a cara.
Pedro Sánchez tampoco se libra del reproche de la «herencia recibida»

Pedro Sánchez tampoco se libra del reproche de la «herencia recibida»

Rajoy evita conceder al nuevo líder del PSOE el más mínimo periodo de gracia y lo recibe con sequedad en su primera sesión parlamentaria

PAULA DE LAS HERAS

Jueves, 11 de septiembre 2014, 01:24

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Arrancó su intervención con una declaración de intenciones y buenas maneras, casi como si el nuevo de la clase se presentara a sus compañeros en su primer día de curso, pero a Pedro Sánchez le faltó poco tiempo para recibir el primer mandoble del Gobierno. Mariano Rajoy no parece dispuesto a dejar que el flamante líder del PSOE se beneficie de su imagen aún impoluta, de su condición de recién llegado o de su juventud. Y en el primer cara a cara entre ambos en el Congreso se mostró implacable. Tanto que incluso se negó a dar por enterrado el discurso de la «herencia recibida» con la que, sesión de control tras sesión de control, replicaba a los reproches de Alfredo Pérez Rubalcaba por los recortes.

El presidente del Gobierno, habitualmente cortés en las formas, ni siquiera dejó pasar la primera frase con la que se estrenó, puro formalismo, el nuevo líder de la oposición. «Celebro que diga que va a defender los intereses generales porque yo ya llevo bastantes años haciéndolo. En concreto, desde que comencé mi actividad política», le espetó a modo de recibimiento. Sin clemencia. El tono debió coger a Sánchez desprevenido porque apenas había deslizado una sutil crítica hacia la política económica del Ejecutivo, envuelta en mucho algodón.

«Para mí es un honor dirigirme a ustedes como presidente del Grupo Parlamentario Socialista -venía decir el líder novel para romper el hielo-. Vamos a hacer oposición ciudadana, vamos a defender los intereses de los ciudadanos y cuando acierte, señor Rajoy, nos va a tener a su lado y, cuando no, nos tendrá en frente».

Tampoco es que todo fuera azucarado en el discurso del dirigente socialista. Sánchez optó en su primera intervención por la crítica a la política económica y de ajuste del gasto desarrollada por el Gobierno en lo que va de legislatura y echó en cara a Rajoy que hace unos días afirmara que la recuperación tiene «raíces vigorosas». «Posiblemente utilice datos macroeconómicos pero le pido que no lo haga. No tiene que olvidar que muchas de las cifras que usted utiliza nada tienen que ver con las cifras que utiliza la mayoría de familias de nuestro país», le dijo.

Lección socialista

En la réplica le recordó también su foto de portada en la cola del INEM cuando, en plena campaña electoral para las generales del 2011, prometió que con él bajaría el paro. Y habló de la pérdida de 800.000 puestos de trabajo. «Si quiere crear trabajo -argumentó- lo que tiene que hacer es derogar la reforma laboral, subir el Salario Mínimo Interprofesional, frenar la apisonadora de derechos laborales y poner en marcha los motores de la reindustralización. Hay que apostar por la ciencia y la investigación, por la exportación de nuestras empresas».

Eso fue lo que propició que Rajoy volviera a sacar a colación el legado del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. «Vista la situación actual y vista la montaña de problemas que ustedes nos han dejado y, que usted debe conocer muy bien porque apoyó desde esos escaños al Gobierno que lo hizo, -arrojó- hoy podemos mirar el futuro con esperanza». El presidente del Gobierno, en todo caso, insistió una y otra vez en que, aunque por primera vez en seis años este año se ha producido un crecimiento neto de empleo, todavía queda mucho por hacer.

Que el Gobierno no va a conceder a los nuevos dirigentes socialistas un periodo de gracia se vio también en el rifirrafe entre la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el nuevo portavoz de la formación en la cámara baja, Antonio Hernando, a cuenta de la reforma electoral que pretende sacar adelante el Ejecutivo para la elección directa de alcalde antes de las locales de mayo del 2015. Hernando reclamó «sentido de Estado» para no modificar sin consenso una norma que forma parte del bloque de constitucionalidad. Y Sáenz de Santamaría hurgó muy en el pasado (1984 y 1998) para recordar actuaciones similares del PSOE.

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