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Carlos consigue la nacionalidad española gracias a la Ley de Memoria Histórica

Nunca fue inscrito como español porque su padre, también nacido en Perú perdió el derecho al pasaporte por utilizar exclusivamente la nacionalidad peruana

CARLOS BUENO

Domingo, 13 de julio 2014, 07:43

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"La espera ha merecido la pena". Estas fueron las palabras de Carlos, de 78 años, al recoger el pasado viernes su pasaporte español. Este ciudadano peruano presentó en el Consulado la solicitud para optar a conseguir la nacionalidad española, al amparo de la Ley de Memoria Histórica de 2007.

Carlos nunca fue inscrito como español. Su padre, también nacido en Perú, perdió el derecho al pasaporte por utilizar exclusivamente la nacionalidad peruana. Gracias a la Ley de Memoria Histórica Carlos, cuyo corazón siempre se ha sentido español, ha podido satisfacer su deseo de ostentar la nacionalidad que, en algún momento tuvo su padre y que siempre mantuvo su abuelo, originario de Avilés (Asturias).

Esta ley permite el reconocimiento y la ampliación de derechos a favor de todos aquellos que padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, o de creencia religiosa, durante la Guerra Civil y la Dictadura. Y permite optar a la nacionalidad a los que, como Carlos, sean descendientes de españoles que tuvieron que renunciar a ello con motivo del exilio político.

Aunque Carlos es uno de los afortunados que ha podido cumplir su deseo de recuperar la nacionalidad que a sus antecesores les fue arrebatada por la crueldad de la guerra, será de los últimos que han podido hacerlo. La ley dejó de estar vigente con la entrada de Rajoy al gobierno y desde 2011 nadie puede acogerse a esta medida.

El de Carlos es uno de los últimos casos que quedaban por resolver, según el Ministerio de Asuntos Exteriores. Hasta la fecha, más de 3000 peruanos han podido acogerse a la Ley de Memoria Histórica para obtener la nacionalidad española, a los que hay que sumar unos 1600 menores de edad, hijos de los anteriores que también tienen derecho a satisfacer una reivindicación legitimada por el destierro de sus abuelos.

En total son más de 300.000 los beneficiarios de esta ley que han conseguido recuperar la nacionalidad de la que sus antecesores fueron despojados por el miedo a la represión. La alegría que desborda el corazón de las personas que sienten que su retorno es en realidad el de sus antecesores exiliados es imponderable.

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