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J. B. A.
Lunes, 28 de abril 2014, 00:35
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Pasan meses, incluso años, esperando su oportunidad para saltar la valla, y lo hacen en condiciones infrahumanas. Si lo consiguen, por norma general, tampoco les va mejor. Es un tiempo que les pasa factura en lo físico. Pero también en lo psíquico. Los expertos aseguran que la principal herida en los inmigrantes que llegan a España de forma irregular no se ve por fuera pero afecta a todo el organismo. Nabil Sayed, psiquiatra coordinador de la sección andaluza de Inmigración y Cultura en la Salud Mental, destaca de que los problemas psicológicos de los inmigrantes son un gran problema. Su salud mental está cada vez más deteriorada y se comienzan a dar graves casos en los que es lo normal es ir a peor debido a la falta de detección y de tratamientos.
Los inmigrantes que logran entrar a Melilla de forma irregular pasan una media de catorce meses encerrados en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes sin poder trabajar, ni formar una familia, ni tener planes de futuro. Esto, unido a la dureza de lo vivido durante el camino hace que muchos de estas personas acaben deprimidas, enganchadas a drogas y alcohol.
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