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Forma de todo terreno. Pero solo forma, no puede equipar tracción integral. En opción, hay ruedas mixtas y un sistema que mejora el agarre. :: L.r.m.
El rey de la versatilidad

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Peugeot 5008, un todocamino con lo bueno de un monovolumen

JAVIER GALILEA

Domingo, 4 de marzo 2018, 23:44

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Como alternativa al desaparecido monovolumen 807 y en la línea de separar progresivamente la personalidad de los modelos del grupo PSA, Peugeot ofrece en el 5008 espacio y combinaciones para siete personas o grandes bultos con estética todocamino. Un coche enorme y bien acabado, que además sorprende por su confort.

Peugeot se ha fijado en los mejores representantes del segmento, y no se ha olvidado de lo aprendido en anteriores generaciones. Sus 4,64 metros de largo, empatan visualmente con los súper ventas del segmento todocamino de siete plazas, como el Nissan X-Trail o el reciente Skoda Kodiaq, pero ningún otro luce un frontal tan elaborado, repleto de curvas y volúmenes

Y decimos que no se ha olvidado porque, el 5008, reúne todos los atributos que destacan en un monovolumen (butacas independientes, altura libre, maletero grande y modulable, capacidad para introducir bultos de 3,20 metros de largo...), con lo que se espera de un Peugeot: comportamiento rutero impecable, silencio de marcha e incluso ciertos matices deportivos.

Interior llamativo

Si por fuera parece enorme, por dentro el aprovechamiento de una carrocería muy angulosa, el techo panorámico y una distancia entre ejes 16,5 centímetros más grande que la del 3008, convierten el ambiente casi en el de un monovolumen. Empezando por detrás, a los dos asientos del final se accede con cierta dignidad; mayor que en la competencia. A diferencia de la mayoría, se extraen fácilmente quitando 11 kilos por unidad al tiempo que liberan 80 litros más de maletero. Y siguiendo por la fila central, hay anchura suficiente para tres adultos, cada uno con su butaca independiente, así como ganchos Isofix y espacio suficiente para los sistemas de retención de tres niños.

Delante, la disposición de la instrumentación muy elevada, el volante pequeño y achatado por sus vértices, así como la voluminosa consola central, inducen a una experiencia muy curiosa: siendo el Peugeot más grande a la venta, ofrece la sensación al conductor de estar más arropado que en ningún otro. El ajuste y las calidades son muy notables para tratarse de un producto francés, mientras que la elección de materiales "auténticos" en el mueble frontal como la tela, el aluminio o el cuero, definitivamente lo distinguen de los clásicos tratamientos todo plástico de la competencia.

La instrumentación personalizable en dos pantallas, una de ellas táctil, refuerza la experiencia tecnológica del vehículo, pero plantea el mismo pero de siempre: el acceso a funciones como la climatización, deberían tener una revisión porque no hay forma de llegar a ellas a tentón. Al menos, el audio y la navegación se resuelven con los mandos al volante y el reconocimiento de voz.

Fenomenal rodador

Si todo lo anterior en esencia se puede encontrar en un Citroën Picasso, en marcha el cambio es total. El 5008 se siente con más aplomo en vía rápida, nada torpe para ser un bicho de tamaño completo en curva y sobre todo, resulta más silencioso. Compartiendo chasis y motores, solo se puede atribuir a la forma en la que el aire recorre la carrocería, al grosor de los cristales o a lo aislado de los pasos de rueda. Y sea lo que sea, se nota.

Por el contrario, el consumo es bajo, pero no llamativo: nosotros hemos conseguido una media real de 7 litros a buen ritmo, cargado y en 3.000 kilómetros de todo tipo. El motor es voluntarioso, pero con una sexta velocidad larguísima que no consigue mantener a poco que llegue un repecho, tienen la culpa de la cifra. Así que si la orografía es mala y se va a ir cargado con frecuencia, sería mejor optar al motor superior de 180 caballos.

Las opciones de seguridad y confort del acabado GT Line, están en la línea del mercado: crucero con radar de distancia, cambio de luces automático, mantenimiento dentro del carril... No así su funcionamiento, en ciertas ocasiones errático y un poco brusco cuando las rayas de la carretera se pierden o se enlazan curvas pronunciadas en autopista. El precio, en la línea de la competencia: desde los 25.000 con motor gasolina turbo de 131 caballos, hasta los 39.000 del 180 caballos, tope de gama.

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